El Cielo es el lugar mas cruel

En un sueño que tu imagen hechizaba
Soñé la felicidad, espejismo ardiente;
Tus ojos eran más tiernos, tu voz pura y sonora
Brillabas como un cielo esclarecido por el amanecer;

Me llamabas y dejé la tierra
Para volar contigo hacia la luz;
Las nubes se abrían para nosotros
Esplendores desconocidos, atisbos de luces divinas…

¡Ay! ¡Ay, triste despertar de los sueños!
Te invoco, ¡oh noche!, devuélveme tus ilusiones;
Vuelve, vuelve radiante,
Vuelve, ¡oh noche misteriosa!

Después de un sueño, de Romain Bussine, en versión que Carl Philip conoció a través de su puesta en música por Gabriel Fauré

Alegrías profesorales

Mucho temo que en la sección de experiencias profesorales, más tenga que contar de experiencias tristes —normalmente relacionadas con burocracias y padres, y algún alumno tarugo, que los hay—, que alegres. Me resulta por eso gratificante contaros que un grupo completo de alumnos de Fundamentos de Composición, en hazaña muy superior a sus límites compositivos supuestos, y sin haber hablado entre ellos, ni que yo se lo sugiriese, han dado en, cada uno, intentar remedar los catorce cánones sobre las Goldberg. Chicas —y chico—, me habéis conmovido. Intentando superar vuestras fuerzas, las haréis mayores. No creo que Bach hiciera otra cosa. El comienzo es atreverse.
A los de ese grupo, mi comentario no les impresionara: saben que no les vale de aprobado. A otros alumnos, les dará quizá rabia. A los profesores, les dará alguna envidia, que no me da placer alguno. Y a los ajenos al medio, como mucho, os hará gracia. Pero comprended que algún reconocimiento tenía que dar a lo que me parece lo más hermoso de la juventud: el deseo de emular lo excelente.
El aprobado, no os lo garantizo. Tras el curso, llevaros a tomar algo, dadlo por hecho. Hacía algunos años que no me daban una alegría así mis alumnos. Gracias.

Bartók: una pregunta

Lectores y amigos míos. Acabo de dar un último repaso a mis conocimientos bartokianos de cara a escribir una serie sobre algunas de sus técnicas más básicas, su relación con elementos matemáticos y folcklóricos y, en general, su manera de hacer.
Los que leáis mis comentarios sabréis que me duele profundamente escribir artículos sin ejemplos. En el caso de Bartók y compositores más recientes, por aquellos de los derechos de autor y de explotación, sería ilegal que los usara.
Creo que podría aludir casi con exclusividad a fragmentos del Mikrokosmos y la Música para cuerdas, percusión y celesta. La pregunta es si el dejar de vuestra mano el disponer de tales grabaciones, y, en su caso, partituras, no va a convertir a los artículos en terriblemente abstractos. No querría aportar datos sobre Bartók y que llegaseis a temerle —completamente típico, cuando de un autor sabemos sólo la teoría—, sino presentarle de la forma más sencilla posible. Además, si encuentro una manera de poder hablar de música sin necesidad de usar partituras o midis, la cantidad de compositores de los que podría hablar en el futuro se expandiría extraordinariamente,
En fin, que quedo esperando vuestros comentarios. Caso de que sean positivos, la serie comenzaría, seguramente, el viernes próximo.

¡Albricias! ¡Klapaucius publica!

Cediendo a mis repetidas súplicas (cinco meses), Klapaucius ha subido alguna de sus fotos. Ni setecientas ni setenta, aunque tiene más que están a la altura y hasta sobrepasan las expuestas. Sólo siete (actualización: ya son ocho), y, el malvado, no nos permite aún comentarlas. Pero vedlas, que eso le animará a subir el resto de sus maravillas, que son abundantes, Acepto que hagáis los comentarios aquí. Y hacedlos que don K. tiene exquisiteces que es coqueto como para enseñar. Fotográficas, naturalmente.
A la tercera foto, yo la llamo «Alicia», porque tiene los ojos de Alicia Lidell, la del país de las maravillas. Tengo, gracias a la generosidad de Klapaucius que me la vendió en poco —después de porfiar en que si me gustaba me la regalaba—, una copia en mi casa. Pero desde mi punto de vista, abaratar así su trabajo, desmerece su valor como inversión. y, peor aún, desmerece el trabajo del artista, que la inversión me importa poco. Y Klapaucius tiene fotos como dagas, como espejos y como hielo y fuego. A ver si no me cuesta muchos meses más que las exponga.
Actualización: Klapaucius ha subido más fotos.