¿Bailas, Penélope? El Odiseo Rey de Rafael Marín

Mis comentarios

Si les contara a qué edad leí por primera vez La Odisea no me creerían, así que antes de que me llamen mentiroso y tengamos que llevarnos mal, voy a contarles que a esa lectura atribuyo mi tenaz fascinación con la mitología, con la fantasía, y con todo lo extraordinario en general. Estoy seguro de no ser el único: se pueden contar por cientos los libros dedicados al héroe fecundo en ardides, algunos recontando su viaje, otros interpretándolo hasta desde el punto de vista de la psicología evolutiva, sin que falten los que quieren narrar la misma historia cambiando el protagonista. Y siempre, los más grandes: Kavafis, Tennyson, Cernuda…

A esta estirpe ilustre de soñadores con el mar pertenece Rafael Marín, que está lejos de ser bisoño en estas lides. Ya ha especulado dos veces con enorme fortuna sobre qué pasó con el laertíada tras los acontecimientos cantados por Homero. En Ragnarok en las playas de Itaca y en las páginas de Iberia Inc. Dos décadas y media largas más tarde ha escrito su Odiseo Rey, que es extraordinario tanto por la prosa deslumbrante que es característica del autor  como por la inmensamente atractiva personalidad que inventa para el protagonista. Los años de reflexión sobre el personaje han rendido un fruto maduro y delicioso.

¿Qué puedo contarles sobre este libro sin que me acusen de incurrir en eso que llaman spoilers? Quizá que está dividido en cantos, donde la voz es la de Odiseo y en aretés, donde es Penélope la que habla. Penélope que es un personaje cautivante, poderoso, y muy lejos del concepto tradicional. Penélope que elige a Odiseo, como este la elige a ella y que los dioses se libren de estorbar. Y si hablamos de personajes no puedo dejar de nombrar sobre todo a un Aquiles mucho más humano e inteligente que el homérico, al aedo Evandros, a Galatea, a Circe, a Calipso… Cada uno de ellos perfectamente caracterizado con pocos trazos, cada uno capaz de dejar una honda impresión en el lector.

Y Odiseo que es un hombre que aprende a odiar la guerra pero que sobre todo alcanza la libertad frente a los hombres y frente a los dioses, suponiendo que estos existan.

Los ríos tienden a desembocar en el mar. Sustituir el río Odiseo-homérico por el río Odiseo-mariniano sería una gesta bastante poco interesante. En su lugar Marín nos lleva a un mar en que  flotan las reflexiones sobre el amor, sobre la guerra, sobre la condición humana, sobre los dioses, sobre qué es un enemigo…

Y más no puedo decirles sin contarles la historia. Pero el libro la cuenta mucho mejor que yo. En su lugar voy a autocitarme, de unas notas sobre el Odiseo Rey que ya les pondré por aquí.

Están a punto de experimentar una experiencia singular: la lectura de uno de los libros más hermosos de un autor que ya de por sí escribe libros de extraordinaria belleza. O acaso acaben de terminar de leerlo y les haya apetecido saber más sobre él.

Los comentarios de la editorial

Soy Odiseo, hijo de Laertes, rey de Ítaca. Por mis argucias he forzado un juramento y por honor he provocado una guerra que será recordada durante milenios.  He conocido a Aquiles, y al gigante Áyax, y al aedo Evandros.

He impulsado una guerra y también le he puesto fin con una trampa encarnada en un caballo de madera.

He provocado tantas muertes que los dioses me castigan y no desean que vuelva a casa.

Pero los dioses no me importan, ni podrán detenerme. Me espera mi esposa Penélope.

No me harán perderme en ninguna trampa. Ella me aguarda.

Rafael Marín reinterpreta el mito de mitos en la voz de su protagonista, ofreciendo una versión moderna y poética de la guerra que quiso poner fin a todas las guerras y el viaje que ha marcado el rumbo de todos los viajes posteriores, reales o imaginarios.

Rafael Marín es el secreto mejor guardado de la literatura española (Paco Ignacio Taibo II).