Me jubilo

Hoy me jubilo. He querido despedirme con un vídeo, que os adjunto. Ya que el formato blog lo permite, quiero también compartiros un texto que pensé leer, pero que rechacé porque jamás he leído una conferencia y algún dibujo que quise usar pero rechacé porque no transmitía lo que yo quería.

Queridos amigos, hoy me jubilo.

Alguno de vosotros me habrá escuchado contar la historia de cómo, el día que llegué a la mayoría de edad, salía a buscar un trabajo de vendedor de enciclopedias cuando sonó el teléfono con una oferta para dar clases en una academia. Desde entonces, y sin parar, he estado impartiendo, dando cursillos y pronunciando conferencias. En total cuarenta y dos años, treinta y cuatro de ellos como profesor de conservatorio.

En ese tiempo he conocido excelentes músicos, algunos como compañeros, otros como maestros, y otros a los que he ayudado a alcanzar su grandeza. He disfrutado mucho, he aprendido mucho, y también he sufrido mucho y he llegado a desesperarme. Creo que lo llaman “vivir”.

Como músico y como profesor siempre he defendido la creación y la libertad, a veces con algún coste personal. Por desgracia la historia de mis asignaturas está plagada de gente que pone primero las reglas y luego se fija en lo que suena. Reconozco que eso es claro y ordenado. Pero no es amor. Porque solo amor puedo llamar a mi eterna fascinación por las deslumbrantes armonías francesas, por la lógica torrencial de los contrapuntos bachianos, por las gramáticas espléndidas de las músicas populares del planeta, por la imaginación desatada y fértil de tantos autores del siglo veinte y lo que va del veintiuno. Cada vez que atacáis la creación, no estáis expresando una opinión inocente: estáis insultando a mi amor.

Todo enamorado se enternece con las peculiaridades de la amada. O amado, quienes estéis en ese caso. Un acento peculiar al hablar, un lunar, una pose deliciosa al sentarse… No es de otra forma que he adorado algunas de las músicas más alejadas de lo convencional, las llamadas rarezas, a veces de la historia, otras de la geografía. Y todo enamorado, aunque se apasione con los recuerdos, aspira más a crear memorias nuevas que a recrearse en las pasadas. No de otra manera, siempre me ha parecido que la plenitud de la música se alcanza escribiendo más que imitando o analizando.

Llevando el pañuelo de mi amada en el escudo me he batido contra molinos y gigantes que se llaman convención, burocracia y pereza mental. Mis pobres armas han sido una tiza y la piel palpitante de entusiasmo. Hablen otros de mis proezas en la batalla.

Mi amor sigue intacto. Ahora ya no lo expresaré invitando a los alumnos a compartirlo. ¿Quién sabe qué haré ahora? Sea lo que sea, en el centro estará la música. Os digo adiós. Doy las gracias a cuantos me han permitido amar más y amar mejor. Tengo pena por los que no han sabido apreciar la belleza y siento rabia contra todos los que se dedican a poner obstáculos en el camino.

Pero sobre todo sigo apasionado por la música, mi fogosa amante incontenible. Os invito, como siempre, a compartir esa alegría y, para lo que pueda serviros, sigo a vuestra disposición. Hasta siempre.

¿Bailas, Penélope? El Odiseo Rey de Rafael Marín

Mis comentarios

Si les contara a qué edad leí por primera vez La Odisea no me creerían, así que antes de que me llamen mentiroso y tengamos que llevarnos mal, voy a contarles que a esa lectura atribuyo mi tenaz fascinación con la mitología, con la fantasía, y con todo lo extraordinario en general. Estoy seguro de no ser el único: se pueden contar por cientos los libros dedicados al héroe fecundo en ardides, algunos recontando su viaje, otros interpretándolo hasta desde el punto de vista de la psicología evolutiva, sin que falten los que quieren narrar la misma historia cambiando el protagonista. Y siempre, los más grandes: Kavafis, Tennyson, Cernuda…

A esta estirpe ilustre de soñadores con el mar pertenece Rafael Marín, que está lejos de ser bisoño en estas lides. Ya ha especulado dos veces con enorme fortuna sobre qué pasó con el laertíada tras los acontecimientos cantados por Homero. En Ragnarok en las playas de Itaca y en las páginas de Iberia Inc. Dos décadas y media largas más tarde ha escrito su Odiseo Rey, que es extraordinario tanto por la prosa deslumbrante que es característica del autor  como por la inmensamente atractiva personalidad que inventa para el protagonista. Los años de reflexión sobre el personaje han rendido un fruto maduro y delicioso.

¿Qué puedo contarles sobre este libro sin que me acusen de incurrir en eso que llaman spoilers? Quizá que está dividido en cantos, donde la voz es la de Odiseo y en aretés, donde es Penélope la que habla. Penélope que es un personaje cautivante, poderoso, y muy lejos del concepto tradicional. Penélope que elige a Odiseo, como este la elige a ella y que los dioses se libren de estorbar. Y si hablamos de personajes no puedo dejar de nombrar sobre todo a un Aquiles mucho más humano e inteligente que el homérico, al aedo Evandros, a Galatea, a Circe, a Calipso… Cada uno de ellos perfectamente caracterizado con pocos trazos, cada uno capaz de dejar una honda impresión en el lector.

Y Odiseo que es un hombre que aprende a odiar la guerra pero que sobre todo alcanza la libertad frente a los hombres y frente a los dioses, suponiendo que estos existan.

Los ríos tienden a desembocar en el mar. Sustituir el río Odiseo-homérico por el río Odiseo-mariniano sería una gesta bastante poco interesante. En su lugar Marín nos lleva a un mar en que  flotan las reflexiones sobre el amor, sobre la guerra, sobre la condición humana, sobre los dioses, sobre qué es un enemigo…

Y más no puedo decirles sin contarles la historia. Pero el libro la cuenta mucho mejor que yo. En su lugar voy a autocitarme, de unas notas sobre el Odiseo Rey que ya les pondré por aquí.

Están a punto de experimentar una experiencia singular: la lectura de uno de los libros más hermosos de un autor que ya de por sí escribe libros de extraordinaria belleza. O acaso acaben de terminar de leerlo y les haya apetecido saber más sobre él.

Los comentarios de la editorial

Soy Odiseo, hijo de Laertes, rey de Ítaca. Por mis argucias he forzado un juramento y por honor he provocado una guerra que será recordada durante milenios.  He conocido a Aquiles, y al gigante Áyax, y al aedo Evandros.

He impulsado una guerra y también le he puesto fin con una trampa encarnada en un caballo de madera.

He provocado tantas muertes que los dioses me castigan y no desean que vuelva a casa.

Pero los dioses no me importan, ni podrán detenerme. Me espera mi esposa Penélope.

No me harán perderme en ninguna trampa. Ella me aguarda.

Rafael Marín reinterpreta el mito de mitos en la voz de su protagonista, ofreciendo una versión moderna y poética de la guerra que quiso poner fin a todas las guerras y el viaje que ha marcado el rumbo de todos los viajes posteriores, reales o imaginarios.

Rafael Marín es el secreto mejor guardado de la literatura española (Paco Ignacio Taibo II).

La línea “Sin fronteras” de Dolmen. Presentación, producción, sistema de trabajo.

Extensa entrevista, repartida en dos vídeos Con Rafael Marín y Jesús Yugo, dos de los máximos responsables de la línea Sin fronteras de Dolmen. Nos cuentan cómo seleccionan los títulos, el proceso de producción de cada volumen y una serie de anécdotas jugosas sobre muchos de los títulos.

Los vídeos del violín blanco: primera página de “El tambor de Timpenni”

Análisis de la primera página (siempre según la edición de Dolmen) de El tambor de Timpenni, una de las historias de The Phantom. Sorprende la belleza formal y la estructura de algo que fue concebido como tres tiras de prensa publicadas en días distintos.

Los vídeos del violín blanco: “El piano oriental”

Reseña y comentario El piano oriental, de Zeina Abirached, una extraordinaria metáfora sobre el anhelo del multiculturalismo. Contiene una somera explicación sobre qué son los cuartos de tono, algo que en críticas de este cómic parece haber confundido a los autores.

Los vídeos del violín blanco: “Lucha en Do Mayor”

El 9 de agosto de 1942 se interpreta la séptima sinfonía de Shostakovich, conocida como Sinfonía Leningrado. Se interpreta en un Leningrado que era víctima del asedio nazi y en el que los ciudadanos, para evitar la muerte por hambre cazaban y comían ratas y practicaban el canibalismo. Los músicos no tenían energías para ensayar y algunos se desmayaron durante el único ensayo.
El día de la interpretación fue elegido porque era en el que Hitler había anunciado que la ciudad sería tomada. Para evitar cualquier interferencia con el concierto los rusos lanzaron un poderoso ataque contra los nazis. La obra se emitió por los altavoces de la ciudad para animar a los habitantes y como desafío al enemigo.

Todas estas dramáticas circunstancias se cuentan en Lucha en Do Mayor, un excelente cómic de Céka y Borris del que se habla en este vídeo. Incluye una somera explicación sobre el cómic antropomórfico y otra sobre las relaciones entre Stalin y Shostakovich.

El rojo, de Carlos Giménez

Comentarios musicales sobre El rojo, uno de los tres relatos recogidos en el recientísimo Cementerio estelar, de Carlos Giménez. Los tres relatos son versiones de narraciones de Jack London, que habían sido previamente dibujadas con guión del mismo Carlos Giménez por Azpiri. Hago una ligera comparación entre los dos.

Las viñetas del violín blanco 3: el Miserere, de Carlos Giménez.

El Miserere, de Carlos Giménez, sobre una de las Leyendas de Bécquer. Tercer vídeo de “Las viñetas del violín blanco”, serie dedicada a explorar las relaciones entre música y cómic, y primero de la subserie dedicada a la notación musical en los cómics. Todos los dibujos pertenecen a sus autores. Y resulta lamentable no poder poner ejemplos sonoros.

Las viñetas del violín Blanco 2. Notación musical 1. El sable y el laúd de Mazzitelli y Alcatena

El sable y el laúd, de Mazzitelli y Alcatena. Segundo vídeo de “Las viñetas del violín blanco”, serie dedicada a explorar las relaciones entre música y cómic, y primero de la subserie dedicada a la notación musical en los cómics. Todos los dibujos pertenecen a sus autores. Y resulta lamentable no poder poner ejemplos sonoros.