Historia de Potsdam 1747

José Luis Miralles, que coordina Guidoblogs, un interesante planeta de blogs, me pide una presentación de Potsdam 1747.

Estoy tentado de escribir:

Mi nombre es Dam: Pots Dam

Porque no es una tarea exactamente fácil. Llevo manteniendo una web desde 1996 (para alguno de vosotros puede ser pertinente que recuerde que la electricidad ya se había inventado en la época).

Paleozoico: la web estática

La primera web era de lo que hoy por hoy venimos en llamar páginas estáticas (se actualizaban escribiendo a mano código html y no había posibilidad de interacción con el usuario), tenía poquísimo material y me costaba enormes tiempo y esfuerzo (y dinero, en todas mis webs he pagado de mi bolsillo el albergue) tenerla actualizada.

Aquí podéis ver un fragmento de la versión de 1997. ¿Os acordáis de cuando había que hacer versiones con y sin frames de una web? A esta página subí alguno de mis largos trabajos de texto y una enorme colección de vínculos musicales. Antes hacía falta: todavía no se había inventado Google.

Creo que muchos de los que en aquella subimos páginas con temas tan fuera del interés general lo hicimos por una especie de apuesta por el futuro. Poco nos desanimo la llamada burbuja puntocom. Sentíamos que si tendíamos una mano al mundo, a lo mejor éste nos la estrechaba.

Mesozoico: Imaginary

En 2004 me convencieron de que los blogs eran el futuro. A medias con un amigo pagué un host que quizá os suene a muchos, pues ha durado cerca de ocho años: imaginarymagnitude, en el que Potsdam 1747 ha estado albergada durante años. En mayo de ese año, ya en el nuevo hosting y la nueva tecnología, escribí un artículo del que entresaco lo siguiente:

…ha tenido sus consecuencias, positivas y negativas. A saber:
1- He recibido e-mails alentadores. Tanto, que creo que en algún caso pueden haber causado que algunas personas que me han escrito hayan llegado a apreciar la música de los siglos XX y XXI .
2- Algunos conservatorios y otras instituciones me han ofrecido cursos, con su correspondiente compensación económica, tras ver la web.
3- He recibido consultas legítimas (ver punto 5 para las ilegítimas) que han conducido a intercambios de e-mail (en este contexto se hace raro decir intercambios epistolares) interesantes.
4- He recibido e-mails amenazantes e insultantes (no creí que la gente tuviera tan poco que hacer que se indignaran ante la defensa de la música de un periodo cualquiera, y eso me preocupa).
5- Bastantes personas han intentado que les haga sus trabajos de fin de carrera, o del colegio (“necesitaría para este fin de semana un resumen de diez páginas sobre el serialismo”). En un caso enternecedor por lo descarado, un padre me pidió el trabajo para el día siguiente, porque su hijo si no, suspendería. En otros, lo disfrazan de consulta, pero pidiéndome que la respuesta sea larga y que cuente lo más básico.
6- Recibo una desmedida cantidad de spam, por estar mi e-mail en la página. En este momento no he decidido si la nueva versión de la web tendrá o no mi e-mail a la vista.
En última instancia, creo que debo decir que la web ha tenido éxito, más quizá que otras webs semejantes que conozco. Atribuyo este éxito a que la web tiene contenidos, no sólo publicidad (no neguemos que un currículum y una lista de obras son eso) sobre mí o mi obra. Y como se ha visto en el punto 2, esto no me ha hecho perder dinero sino ganarlo. Pretendo escribir en estas páginas sobre ello, incluyendo hablar de copyleft, creative commons y cosas así. De hecho creo que van a ser el único futuro creativo de la música.

Largos años de Potsdam: grupos de amigos blogueros que daban una atmósfera chispeante y divertida. Artículos para no músicos. Reflexiones. Mi vida amorosa. Análisis. Todo entró en esta época. Finalmente tuve el blog muy abandonado, porque me daba una gran pereza la necesidad de escribir demasiado código html (sé hacerlo, pero cuando escribo prefiero pensar en escritura, no en programación).

Cenozoico: la nueva web

Pero eso no quiere decir que no echara de menos escribir en mi blog. Me costó mucho decidirme, pero finalmente decidía pasar a un sistema de gestión de blogs mucho más moderno. No fue decisión fácil: ¿perder años y años de indexaciones Google y otras páginas? ¿Mudar gráficos y vínculos uno a uno? Mil problemas, pero era eso o que el blog ya de nada sirviera, y finalmente he refundado Potsdam 1747. La tecnología ha cambiado mucho. Ahora me es fácil tener blogueros invitados (siempre quise que Potsdam fuese un coro, y no un el recital de un divo), vínculos a las redes sociales, etc… A lo mejor un día, por si a alguien ayuda, describo en detalle el proceso

En Potsdam he hablado de música contemporánea, de barroco, de músicas étnicas, de educación musical, de gatos, de rosas, de imágenes sorprendentes… Y así pienso seguir haciéndolo. Quién sabe si, hoy por hoy, no hubiese creado blogs distintos para temas distintos. O si, caso de haberlo permitido la tecnología no hubiéramos puesto aquí, mis compañeros y yo, la web que generamos en 1999-2000 como proyecto de Innovación Pedagógica, que la Comunidad de Madrid tuvo a bien darnos y no publicar.

Las aventuras del Capitán Futuro: qué será de Potsdam

Quién sabe qué será de Internet. Las redes sociales parecen hacer menos necesario seguir llevando blogs, y al mismo tiempo, paradójicamente, se convierten en más útiles, por ser menos efímeros. La comunidad educativa, en nuestro caso concreto, la musical empieza a usar con normalidad estos medios, afortunadamente en muchos casos sin buscar un apoyo oficial que sólo redundaría en menor libertad y flexibilidad. Internet nos ofrece un mundo que estalla en todas direcciones, un vínculo en el que siempre habrá un pequeño grupo de personas (quizá una en Alaska, otra en Móstoles y otra en Luna City) interesadas por los mismo temas que uno. La tecnología cambiará, quizá pronto los ordenadores sean herramientas del pasado y lo hagamos todo desde smartphones o desde los dispositivos que los suplan. Pero mucho he de cambiar para no seguir reencarnando el blog. Potsdam 1747 es mi casa fuera de casa, el sitio en que me hacéis el honor de venir a visitarme y a veces, hablar conmigo. Siempre intentaré que os sintáis bienvenidos.

Ensoñar el Barroco: Agudeza y Clave de Ingenio (y fin)

Ésta es la “versión beta” del concertante para clave que vengo anunciando desde hace muchos artículos. Para la versión definitiva necesito comentar con Alfonso algunos pasajes y discutir el tema de equilibrios, que puede hacer que añada bastante más densidad en secciones que ahora son muy ligeras.

Sobre los sonidos MIDI

Parece que, a estas alturas, debería resultar superfluo quejarse de lo mal que suena el MIDI. Pero en este caso debería hacer aclaraciones suplementarias, debido a las características únicas del timbre del clave.

  1. De más está decirlo: ningún clave suena con esa dureza ni esa sequedad.
  2. Las subidas y bajadas de volumen del clave no responden a que desconozca que, en principio, no es capaz de hacerlas. El programa me ofrece la alternativa de “interpretar” por medio de un algoritmo o hacer todos los instrumentos con notas planas y horrorosas.
  3. He bajado bastante la dinámica del clave. Unos cuantos trucos he empleado en mi escritura, algunos tomados de mi querido Carl Philip Emanuel Bach, otros del contrapunto y aún otros de la acústica, que creo pondrán al clave en mejor situación de la que suele con respecto al grupo. Tan seguro estoy de que algunos han de funcionar como de que otros probablemente no lo hagan. Así se estrene, para quién esté interesado, haré saber qué técnicas son las que funcionan.
  4. El MIDI siempre hace parecer lentos los tempi. Más aún en este caso, donde la máquina no concede al clave resonancia alguna. Estoy seguro de que, probablemente, los intérpretes deseen bajarlos, en interpretación real para que los sonidos no se entremezclen. Y la sensación será de mayor velocidad.
  5. ¿Qué decir de la cadenza? Baste comentar que ni siquiera he intentado flexibilizar los tempi. Lo aquí expuesto es sólo una muestra de lo mucho mejor que sonará con intérpretes.

Ensoñar el Barroco: Agudeza y Clave de Ingenio

Una niña que sueñe con ser princesa medieval nunca piensa en las pésimas condiciones de salud, en el trabajo constante, la breve esperanza de vida, en tejer hasta perder la vista, en las, en fin, horripilantes y breves vidas de nuestros antepasados (nunca, con todo y crisis, agradecemos lo bastante vivir en una época tan cómoda).
No, la niña en cuestión no quiere viajar en el tiempo. Inventa un trasmundo, una historia contrafactual en que todos esos problemas no existen, o se solucionan, por ejemplo, mediante la presencia de magos u otros seres salvadores.
Acabo de terminar, pendiente en primera instancia de mis últimos retoques y, en segunda, de los cambios que proponga mi solista, Alfonso Sebastián Alegre, un concertante para clave y cinco instrumentos (la misma plantilla del Concierto de Falla).
Mi primera intención era escribir una obra en que el clavecinista se reconociera. Por formación están acostumbrados, más que a otras cosas, a ornamentaciones, pautas rítmicas concretas, cierta facilidad improvisatoria…
Hubiera sido fácil escribir una falsificación del mundo barroco que, más o menos, hubiera dado impresión de pertenecer a la época. Últimamente (y, en mi opinión, con serios problemas estructurales y de comprensión de la época) proliferan los neo-neo-barroquismos, en aras de un mal entendido amor a los gustos del público.
Más difícil y satisfactorio hubiera sido un replanteamiento del barroco como el que pueden haber hecho, por ejemplo, Stravinsky en el concierto de violín o Hindemith, muy de otra manera, en gran parte de su producción.
Pero ninguna de estas ha sido la forma elegida. Con mayor o menor acierto, he intentado partir del clavecinista. Dando, por ejemplo, en intentar no hacer fatigoso el estudio he pensado a menudo en “moldes” de mano, que se han acabado por convertir en garantes de la continuidad armónica. Intentar que cada compás no fuera un desafío nuevo ha acabado por establecer ciertos gestos que, si no pueden en rigor llamarse motivos, están en la más próxima cercanía. El instrumento, o lo que creo saber de él y del que lo maneja, me han dado las pautas.
Es inevitable que hayan surgido referencias barrocas. Al principio las rechacé. Estamos muy acostumbrados a rechazar técnicas tales como el Fortspinnung o una música con sucesos análogos a la cadencia.
Poco a poco me fui metiendo en un mundo contrafactual propio. Un lugar en que Bach y Debussy, yendo a visitar a Takemitsu, hablarían de las últimas obras de Ligeti, y de cómo no deja de ser interesante lo último que Couperin ha publicado para clave. Una época, dorada para mi, en la que Vivaldi y Berg compararían notas sobre sus conciertos para violín. Un mundo, por cierto, en el que se ha filtrado algo de Haydn (desafío al lector a encontrar en qué sentido digo esto).
¿Posmodernidad? No. La llamada contemporaneidad, tristemente, se ha convertido para algunos en un nuevo conjunto de reglas irrenunciables, y me parece muy poco menos inteligente prohibir los intervalos de segunda y séptima que declararlos obligatorios. He buscado una paleta armónica, melódica (una sucesión de alturas es una melodía) y formal completa, plena, flexible. Escribo desde el que ha sido mi trasmundo barroco. sin respeto ni rechazo a antiguos y modernos, pero con una enorme atención al resultado sonoro. Escribo desde mi concepto de la música, donde Froberger figura con un derecho tan propio como Berg. Pero no niego la historia, simplemente declaro que no quiero pastiches sino síntesis.
Por alguna razón, no dejo de pensar en las declaraciones de Ligeti en una entrevista, en el sentido de que, tras inventar y desarrollar la micropolifonía, dejó de rechazar la polifonía convencional: simplemente usaba todo el ámbito entre la micro y la macropolifonía.
No debo ser el único habitante de esta fantasía. Stravinsky declaraba desear haber sido Kapellmeister, para haber podido producir más. Y es bien conocido el respeto de Ravel y Debussy por el barroco francés.
En este camino he sentido, al hacer la obra afinidad por algunas voces: bienvenidas sean, pues todas me son muy queridas.
En los últimos momentos del concierto, instalado ya con plena satisfacción en mi ensoñación barroca, no he dejado de introducir alguna referencia consciente: momentos de cierto contrapunto al uso convencional (hubiese necesitado muchos más instrumentos para emplear mi propia visión del contrapuntismo), y una pequeñas referencias a dos danzas de la suite barroca. Encuéntrelas quien las busque.
Disfruté este trasmundo. Posiblemente vuelva a él, y, en todo caso, os doy la bienvenida al mismo.

Nuevo disco de David González

David
Una de las mayores satisfacciones que puede recibir un profesor es ver que los que han sido sus alumnos vuelan solos, alto y lejos. Quizá, lo único que puede endulzar aún más esa situación es recibir noticia de que aún se acuerdan de uno y que, de alguna manera, recuerdan con cierto contento las enseñanzas recibidas.

Por eso mismo, ha sido un auténtico honor, placer y alegría recibir el último disco de David González, aún por distribuir, para hacerle un breve comentario. Al final lo adjuntaré. Podríais pensar que es la típica reseña elogiosa que hace un antiguo profesor para ayudar a un alumno. No os engañéis. David es uno de los guitarristas más interesantes que conozco, sutil, lleno de matices y timbres y, sobre todo, gran músico.

Además, David mantiene su propio blog, que os invito a visitar para que veáis el gran ámbito musical que mantiene, como intérprete, compositor, y analista; y tocando palos y registros de una inmensa variedad musical.

Os dejo un vídeo con una mínima muestra de su excelente hacer. Tras el mismo, transcribo el comentario que le he escrito.

Quizá lo más destacable en el nuevo disco de David González sea la combinación de versatilidad y sutileza. El guitarrista es uno de los mejores representantes de una nueva generación de instrumentistas, músicos completos que sacan el máximo partido a las posibilidades tímbricas y expresivas del instrumento.

En un CD donde pasamos de Bach hasta Britten, sin dejar de tocar a  Villalobos, Dowland o Narváez observamos un prodigioso juego musical elegante y nítido, un auténtico muestrario de las posibilidades de una guitarra bien entendida, tanto en su papel solista como en plano de igualdad con la voz (el repertorio está demasiado bien elegido e interpretado como para hablar de simple acompañamiento).

Guitarrista yo mismo, me es imposible no tener preferencias por parte de las interpretaciones: un soberbio Bach, que quién no conozca el repertorio no intuirá jamás que procede de un original violínístico; un Renacimiento español e inglés tocado con un perfecto dominio del espíritu contrapuntístico; un Britten que está destinado a convertirse en versión de referencia para guitarristas futuros.

En resumidas cuentas: si hubiera que elegir un único álbum con el que mostrar las posibilidades de un gran instrumento en manos de un excepcional instrumentista, éste sería un firme candidato.

Agudeza y Clave de Ingenio (5)

El caso es que todos sabíamos que Leonhardt estaba a punto de abandonarnos (Bach le conceda un puesto a su diestra, y toque a dúo con él), pero la noticia ha sido demasiado repentina. Ando seriamente tentado de convertir una de las secciones de la obra en un treno o un Tombeau, que bien lo merece.

Si lo hago, me tacharán quizá de oportunista. Si no lo hago, quedaré insatisfecho.

Entretanto he revisado lo que va, considerando entre otras cosas si el presunto Tombeau entraría sin forzarlo. Eso me ha llevado a revisar partes de la forma musical.

Es posible que a algunos de vosotros os divierta ver la relación del comienzo del concierto con el esquema de invención de tipo 1, que he buscado en gran medida para poder tener un ejemplo de invención anticonvencional para los alumnos. Y, en mayor medida aún, porque me parece que funciona de fábula.

 

Un click sobre la imagen y la veréis mucho mejor. Debajo, en forma de tabla, para quién necesite el texto plano.

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Relación de la estructura del comienzo de «Agudeza y Clave de Ingenio»con la invención de tipo 1
Primer impulso Segundo impulso Tercer impulso
Primer bloque estable Primer episodio Segundo bloque estable Segundo episodio Tercer bloque estable Tercer episodio Fusión siguiente sección
Primera intervención Segunda intervención Tercera intervención Primera intervención Segunda intervención Primera intervención
Voz 1 análoga: grupo Mixtura “pájaro”
Sinclinal T
Despliegue libre Interrupciones mixtura pájaro y despliegues libres Mixtura «pájaro»  sinclinal L Interrupciones Despliegue libre Interrupciones
Voz 2 análoga: clave Mano Derecha Mixtura “pájaro”
Sinclinal T
Despliegue sinclinal L Mixtura “pájaro”
Sinclinales L y T
Despliegue “arpegiado” de la sinclinal L, tres contra dos. Despliegue sinclinal T Despliegue sinclinal L Despliegue «arpegiado» varias sinclinales, cuasi progresión «De los álamos vengo» Mixtura libre Despliegue «arpegiado» varias sinclinales, cuasi progresión
Mano Izquierda Despliegue sinclinal L Mixtura «pájaro» Sinclinal L
Estabilidad ocasionada por poco movimiento y coherencia de las sinclinalesUnidad buscada por comportamiento rítmico y aprovechando las características de casi progresión que puede presentar la sinclinal L.  Aprovecho ésta también para crear un Fortspinnung un tanto acentuado que se mantendrá toda la sección. Tensión causada por gran registro y formas mutadas de L Estabilidad algo menor, menores proporciones, más agitación Unidad armónica por afinidad interválica en cada módulo. La textura ha sido presentada suficientes veces como para admitir contenido melódico nuevo Estabilidad algo menor, menores proporciones, más agitación
Unidad armónica por afinidad interválica en cada módulo. Unidad armónica por afinidad interválica en cada módulo.

 

Sit tibi terra levis

En estos días en que tan metido ando en el clave, es aún más dolorosa la noticia de la muerte del maestro. Que la tierra sea blanda para sus huesos. Cuando por primera vez escuché hablar de Leonhardt, la música antigua no estaba ni con mucho tan bien reconocida como hoy en España. Alguno te decía, casi en secreto que acababa de comprar un traverso. Otro, pensaba en comprar un laúd, pero no sabía de cuantos órdenes. Unos pocos más se interesaban por los aún escasamente conocidos hoy en día, Carl Philip, Fiocco, Froberger…

Es en gran medida mérito de nuestro homenajeado que ya no sea así. Y puedo bien decir que es persona que ha marcado mucho de mi sensibilidad.

 

Pensé poner alguna de sus interpretaciones de las piezas fúnebres de Froberger. Quizá fuera demasiado obvio.

Los catorce cánones revisitados

Bach
Alfonso me envía este vídeo, sobre los ya célebres en esta página “Catorce cánones sobre el bajo de las variaciones Goldberg”, de Bach. Tengo que alabar para empezar la perfección, claridad y sencillez con las que está hecho. Me gustan quizá un poco menos tanto la falta de una metáfora visual clara sobre las técnicas de aumentación y disminución (no es tan complicado) y, como siempre, que no se atrevan a dar la solución alternativa al canon X. Por lo demás, es perfecto. ‘Cuánto me gustaría que en los proyectos de reciclaje del profesorado nos brindaran la oportunidad de elabora material como éste, en lugar de aprender Office!

Concebiblemente alguno de vosotros quiera releer los artículos sobre los catorce cánones. Otros no lo habréis hecho nunca. Aquí está pues el índice con los vínculos a los capítulos adecuados:

 

Otros artículos relacionados


Agudeza y Clave de Ingenio (4)

Hacía ya días que no comentaba nada sobre mi composición del concertante de clave para Alfonso Sebastián Alegre. Por un lado hago mal, porque por escrito se centra uno más en las reflexiones. Por otro, llevo varios días escribiendo notas como un poseso.

El concierto, creo, va bien. Tuve un no-tan-pequeño parón por causas que, a posteriori, me resultan obvias. Pensé en comenzar con texturas y gestos que se relacionaran con allemandas, los lentos de las oberturas a la francesa, y obras en general de las que en el Barroco sentaban las bases para el resto de la pieza. Me gustaba lo que hice, pero no acababa de satisfacerme.

Viendo que no podía continuar, decidí ir avanzando en mi segunda idea: realizar el análogo de una invención. ¡De ninguna forma en lenguaje barroco, ni siquiera con un contrapuntismo cambiado de época!

Y entonces todo se aclaró: tal y como yo entiendo la invención (que es de forma muy distinta a como se suele entender), el comienzo sirve espléndidamente para, por así decirlo, marcar cuáles son las reglas del juego, cuáles son los elementos del lenguaje con que se va a trabajar. La invención no diré que salió casi sola, pero anduvo cerca. Y, marcados los elementos del lenguaje, la sección que compuse antes cobraba pleno sentido. He invertido pues el orden de ambas secciones y ando bastante satisfecho. Nos acercamos a los seis minutos de música, la mitad o algo más de lo que será la duración total.

Mañana, día de revisión y perfeccionamiento de algunas partes que me gustan demasiado como para no gustarme más (algún alumno o exalumno reconocerá la frase).

Finalmente, y no sin dolor, he renunciado al vibráfono. La combinación me parece espectacular, pero habrá que intentar hacer un concierto que sea fácil que se toque en muchos sitios.

Comentaré algo más: problema de dinámicas aparte, cinco instrumentos se me hacen poquísimo para equilibrarse con un clave. Bueno, quién sabe si alguna vez habrá ocasión de volver a escribir y contrapesarlo con una orquesta.

IX ciclo de músicas de los siglos XX y XXI en el Conservatorio “Tahonas Viejas”, de Salamanca

Por alguna razón el cartel se aclara al pasar al blog. Para verlo tal y como es abrid el gráfico en una ventana nueva. Además, saldrá así más grande.