Quién es quién

20111229-173121.jpgMicroviaje a Madrid. Llegamos a las 9:00 de ayer, y hemos salido de allí hoy a las 17:00. Principalmente, hemos llevado a la niña a ver El Rey León. La producción, extraordinaria, sobre todo escenografía y coreografía. Cantantes, un «Rafiki» espléndido, el resto peores. Música: de la sacada de la película, los mejores momentos los directamente tomados de África. De la aportada para el musical hay que decir que es débil, compensada por el truco fácil, pero efectivo de superponer dos percusionistas con instrumentos sudafricanos para dar fuerza.
Aprovechamos para algunas compras. Yo, por ejemplo, me he traído la partitura del Concierto para clave y cinco instrumentos, de Falla, por razones obvias.
La ciudad cambiada, pero no tanto. Quizá lo que menos me ha gustado es la falta de novedades, tanto en libros como en discos. Para los años que hace que no voy, debería haberme quedado con ganas de más cosas.
En este viaje he tenido ocasión de fotografiar este póster, que antes era muy conocido. Perdón por la calidad de la fotografía, pero la tomé con prisas. ¿Alguien reconoce a todos los «intérpretes»?

Agudeza y Clave de Ingenio (3): agudeza

20111229-174016.jpgMe esta rondando por la cabeza la posibilidad de que el título definitivo de esta obra sea Agudeza, o, al menos, que esté relacionado con dicho término. Pero supongo que será mejor que me explique.
Alfonso Sebastián Alegre, solista que será de este concierto, en su muro de Facebook comparte, día sí, día también, definiciones del Tesoro de la lengua castellana o española, de Sebastián de Covarrubias. Dicho así parecerá quizá una publicación seca y académica. Hace falta el ingenio de Alfonso y del resto de sus contertulios para que se convierta en el travieso y risueño espacio que suele ser.
Puestos a escribir un concierto para Alfonso, parecía obvio hacer referencia a Covarrubias. Además tanto él como Alfonso comparten el nombre de «Sebastián» (mucho he pensado en llamar a la obra «concierto asebastianado», pero temo la crónica falta de sentido del humor de la música en España).

En un mundo pues filológico y hasta lexicográfico parecía encajar con facilidad mi gusto por la invención (recordemos que el término proviene de la retórica), y por los análogos de la misma.
Pero el caso es que algo no me acababa de encajar. El mundo hispano de la época de Covarrubias no se caracteriza por una retórica clásica. Hizo falta que tropezara ayer con la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián para que me diera cuenta de que el ingenio chispeante, el malabarismo de conceptos, la brillantez, son mucho más afines a nuestro país que las prácticas clásicas. Y, si a eso vamos, sospecho que a Alfonso.
Quizá lo que más me atrae de pensar en agudeza, en lugar de invención es que, por lo menos en la versión de Gracián, es retórica que responde a una práctica previa, y no a una serie de reglas prefijadas.
Dice la Wikipedia (estoy en un autobús y es la biblioteca a la que puedo acceder):

Para la filosofía de Gracián, las esferas de actuación de las dos potencias de la persona son ingenio y juicio. Si el juicio aspira a la verdad, el ingenio tiene como objeto además la hermosura. Así, la agudeza sería el procedimiento mental que encuentra una correspondencia entre dos sujetos (objetos, según la denominación de Gracián). Cuando esa conexión se materializa en el discurso, nos encontramos ante el concepto. El concepto sería la concreción en una idea de la potencia o capacidad para la agudeza.
Posteriormente, y aplicando estas premisas al objeto literario, Gracián analiza y clasifica los distintos tipos de conceptos y agudezas existentes. Distingue tres clases de agudeza: de perspicacia, que tiene por objeto la verdad útil; de ella ya ha hablado en el Oráculo manual y arte de prudencia. Un segundo tipo es la agudeza de acción, objeto de sus tratados El Héroe, El Político y El Discreto. El fin primordial del tratado que comentamos es la agudeza de artificio, cuyo objeto es la belleza estética e ideológica, la sutileza, producida por el ingenio.

Aún tengo que decidirme, pero, como mínimo, esto me está ayudando a centrar mis ideas musicales.
Por lo demás, las novedades son que me ha parecido necesario meter un vibráfono (todos los instrumentos menos el clave, hasta ahora con intervenciones ligeras), que me parece que hermosea muchísimo la sonoridad y que dudo de si, en obvio homenaje a Falla y su concierto, además de por correspondencia temporal con la mayoría de los arriba citados, hacer alguna alusión a De los álamos vengo, madre. La tengo escrita, pero tan pronto me parece obvia como me da pena desaprovechar un merecido homenaje a don Manuel.

Ah, y van cosa de dos minutos y medio.

Agudeza y Clave de Ingenio (2)

Primer día de trabajo en el concertante. Tengo cosa de cuarenta y cinco segundos de lo que podría ser el comienzo. Estoy, la verdad, disfrutando mucho del sonido que creo que tendrá el clave. Y abominando del MIDI, que endurece tremendamente su sonoridad, por no mencionar que no distingue entre ambos teclados.

Dije que quería escribir para clavecinista incluso más que para clave. Con esto me refiero a respetar lo que antes llamaban el genio del instrumento. Pero también a escribir texturas que resulten navegables para el intérprete. Por razones obvias la base del repertorio para este instrumento es renacentista y barroca. Por lo mismo, sin pretender inventar el neoNeoBarroco, ni hacer calco alguno, estoy moviéndome entre texturas afines a las de estas épocas. Hoy quería comenzar con algo semejante a la obertura a la francesa y las zarabandas más fantasiosas, que comparten floridas figuras anacrúsicas cayendo en historiados acordes. Así lo he hecho, cuando, sin gran intervención por mi parte, la música se ha «atocatado», con un resultado que me parece bastante atractivo antes de volver al comportamiento anterior. Cuando la música se escribe casi sola es síntoma de que la forma va por buen camino. O que uno, inconscientemente, reproduce un modelo anterior. Creo que no es esto último lo que pasa.

Al pedir a Alfonso que citara obras que le parecieran muy connaturales al clave, salieron los nombres de Couperin, Froberger y Scarlatti (¿la elegancia, la fantasía y la brillantez?). Planeo sumergirme en su obras para estudiar a fondo sus texturas (afortunadamente será visitar a viejos amigos, sobre todo Froberger ha tendió gran presencia en mis estudios). Pero no haré hasta defina por completo mi idea. A esta obra se le podrán dar muchos apelativos, pero «derivativa» no será uno de ellos.

Agudeza y Clave de Ingenio (1)

Me encuentro en el autobús, camino de Salamanca, donde voy a tener el placer de que Alfonso Sebastián Alegre me cuente cosas sobre el clave.
¿Por qué? Pues porque voy a escribir un concertante del que él será solista. Plantilla, la del concierto de Falla, con serias tentaciones de añadirle un percusionista. Sería muy agradecido que hubiera alguna lámina.
El título provisional de la obra es La invención de Covarrubias, por una serie de razones que ya comentaré en otro momento. Por ahora si que diré que voy a intentar no tanto escribir para clave sino para clavecinista. Cada instrumentista se percibe a sí mismo de una determinada manera, que no tiene por qué coincidir con el total de las posibilidades reales de su instrumento. Y dentro de que seguiré mi lema :«Al instrumentista hay que ponerle todas las dificultades que sean necesarias, y ninguna que no lo sea», quiero que el clavecinista que lea o escuche este concierto se sienta reconocido, apreciado.
¿He dicho ya cuánta ilusión me hace escribir para clave? No hay instrumento que no me guste, pero con algunos tengo una relación más íntima que con otros. Y el clave ha sido compañero de largas veladas bachianas, de sonrientes noches byrdianas y de melancólicas mañanas dowlanderas.

Cómo se hace una invención: (3A) Forma: esquemas

Sólo los que me conocen se hacen cargo del muchísimo tiempo que me cuesta hacer un gráfico. ¿Defecto genético? ¿Un virus? No se sabe. Por lo mismo, hoy que pensaba haber escrito el artículo completo, sólo he podido dibujar los esquemas. Por si a alguien le vale, aquí están. Escribiré el artículo que les dará sentido completo tan pronto me sea posible. Sé que son necesarias algunas definiciones: prometo ponerlas pronto.

Salma

Ayer conocí a a Salma, la dedicataria de esta nana. Sus orgullosos -con razón- padres nos la trajeron al conservatorio. Una belleza, todo ojos. Tan grandes y hermosos que tuve que contárselos para asegurarme de que sólo eran dos. No me atreví a cogerla. Aunque he cogido a menudo niños de esa edad, siempre me parece que yo, tan tosco y romo, debo de estar a punto de hacerles daño. Bienvenida, Salma. Ojalá te hagamos un mundo mejor del que hemos encontrado.

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