Diego Ramos

Aunque parezca monotemático cual sonata de mi epónimo, una vez más os hablo de Diego Ramos.
Sí, es el mismo que ha sacado un 9,99 en selectivivdad. Como aún no le puedo felicitar en persona, hasta que pueda usar mi ordenador —ando en viaje—, le felicito aquí mismo.
Nunca dejarán de sorprenderme estos toques de sincronicidad. Lástima que no crea en ella

La secta del compás: actualización

SectaDiego Ramos me escribe:
Como ya dije, me hace mucha ilusión poder ampliar la cruzada por la buena música. Por cierto, se me olvidó «transcribir» una de las normas de la secta, precisamente una en la que caíamos muchas veces en cuanto te descuidabas:
«Toda modulación, incluso aquella menos extensa y perniciosa, será rechazada irremisiblemente por dificultar la fluidez de la música y acentuar su artificiosidad».
Me temo que había una laguna en el manuscrito original (probablemente una mancha de cerveza en la servilleta donde, de forma descuidada y con mala letra, garabatearon los miembros del Consejo estas actas).

La secta del compás

sectasliderYa he hablado alguna vez de la secta del compás, a la que acuso a menudo de pertenecer a mis alumnos con un sentido algo primario del ritmo. Frecuentemente, sirve para que se les mejore.
Diego Ramos, un antiguo alumno, me envía estas actas de la secta, que me parecen divertidísimas. Manifiesta, eso sí, su temor de que alguien no aprecie la ironía.

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