Un relato

Realmente tenía que pensar en adelgazar. Alguien cuyo oficio es el de penetrar sigiloso en casas ajenas no puede permitirse abultar tanto que no quepa por los más mínimos resquicios. Éste era un trabajo importante, y sus informantes le habían dicho que una banda rival de tres orientales pretendía en pocos días dar el mismo golpe. A saber con qué propósitos, porque le constaba que se dedicaban a hechicerías. No, no podía permitir que se le adelantaran. Nada bueno podría salir de ello. Y no quería que la cosa volviese a degenerar en una guerra de bandas. Él basaba todo su trabajo en la sutileza, nunca iba armado, así que tenía que evitar el enfrentamiento.

Prueba de su ingenio era la ropa que llevaba: nadie podría sospechar que alguien que vestía en forma tan conspicua se dedicaba a propósitos turbios. Claro está que llevaba un año planeando el golpe, esos detalles no iban a escapársele.

Jadeante, logró por fin entrar. Tras recuperar el ritmo de su respiración sacó el paquete de dónde lo había guardado. Localizó el sitio preciso y depositó el paquete bajo el árbol, cuando de repente escuchó un grito.

Sólo sus reflejos le libraron de ser rebanado en dos por el golpe de una katana. No por primera vez, Santa Klaus reflexionó sobre la dificultad de entregar sus regalos en la Federación de ninjas asociados.

Tras lograr escapar, estuvo a punto de ser detenido por la policía. Las leyes contra la inmigración ilegal se habían endurecido, y él, nacido en Turquía, era sospechoso. Lo único que le consolaba era que ni los Tres Reyes Magos ni ese advenedizo, Supermán, iban a escapar al mismo peligro, ni ser mejor tratados si llegaban a meterlos en comisaría. Era sorprendente la cantidad de gente mítica que no tenía papeles.

Terminada su jornada sin otros tropiezos, pensó una vez más en lo ventajoso de trabajar sólo una noche al año.

Que paséis unas excelentes fiestas, llenas de música, y que el año que vendrá sea maravilloso para todos vosotros. Y, ya puestos, para mí también.

Polirritmia

Donde el esforzado lector podrá encontrar datos sobre este concepto, que han de serle de mucha ayuda para entender, entre otras cosas, el próximo artículo de la serie sobre Bartók. No es menos cierto que, aunque el texto no se mete aún en graves honduras, el amable visitante será informado de qué cosa es un ritmo divisivo como paso previo a la definición del tema del artículo.

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Borrachera bachiana

He dudado antes de mandar este artículo. Pero, simplemente, me habría parecido desleal ocultar esta información. He recogido este mediodía en Correos la versión de Helmuth Rilling de la obra completa de Bach. Baratísima (a euro el disco). Por no pecar de publicidad, no doy los datos —esta versión se vendía hace no tanto por casi 1000 euros, ahora por 171, sin ninguna ilegalidad de por medio—, aunque los puedo dar por e-mail, si alguien los quiere. Esta tarde escuché La ofrenda musical, Los catorce cánones y La pasión según san Mateo. Por el momento, versiones impecables, cuando no excelentes. Ahora mismo estoy con la sonrisa tonta de un adolescente enamorado. Mucho más aún, cuando la versión de su obra completa que tenía hasta ahora era muy desigual. Espero que hagan alguna vez el mismo tipo de rebaja sustancial con la edición Bach 2000, cuya parte de órgano es difícilmente superable. O al menos que la reediten —anduve mal de dinero cuando era comprable—. En todo caso, estoy feliz. La pasión según san Mateo es obra que sólo me permito de vez en cuando, por no perder el placer que me da. Las decisiones de Rilling, son a veces cuestionables, pero llevo una tarde bachiana maravillosa.