”Alumnos: guía de avistamiento” pretende ser una serie de posts humorísticos acerca de algunos de los perfiles de alumnos más notables y característicos. No se inventa ningún dato ni tipo de alumno, ni hay intención alguna de ofensa. Procuraré ir alternando perfiles de alumnos “peligrosos” con el de alumnos maravillosos. Espero que os resulte divertido
[pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»30%»]El alúmnulo libélulo lame lilas, lirios y liba alhelís. Pulula lábil la labia entre sus lóbulos. Lema laboral: ”ulula y lía al lelo doliente y docente”. Libéralo a los líos ilusos que su lira ilesa lía y alutaras su lápiz.[/pullquote]
Geografía: Segunda fila, casi sin excepciones. Cerca como para que el profesor repare en ellos, pero no tanto como para no poder compartir sus teorías con los compañeros.
Hábitos: Son alumnos con inmenso interés por la materia, pero escasa capacidad de concentración. Proponen ideas de forma continua, a veces muy válidas. Lo malo es que manifiestan una inmoderada falta de trabajo sólido para llevarlas hasta su fin.
Etología: En clase preguntan constantemente, lo que es muy bueno. Lo malo es que casi nunca sobre el tema que se está tratando. En sus ejercicios incluyen lo en que sus últimas lecturas o comentarios escuchados les ha interesado. El problema es que casi nunca se ajusta a lo pedido. Es casi imposible que acaben un trabajo, a mitad del que ahora están haciendo otra cosa llamará su interés.
Guía de caza: Es gente con pasión, por lo que casi siempre se puede llegar a un acuerdo con ellos. Ceder parcialmente, permitirles que incluyan algunos los temás que les cautivan (en ese minuto) en el ejercicio y alentarlos a que extraigan sus últimas consecuencias. En general, si uno logra que acaben dos trabajos, están recuperados.
Anécdotas: Aquella alumna clase sí, clase también pedía materiales sobre el siglo XX. A las pocas veces encontré un hueco y di una clase fuera de programa (hablamos del antiguo segundo de armonía) sobre el tema. La muchacha, encantada, al acabar preguntó:“¿y ahora, cómo hago para que esto suene a Barroco?”.