Libros electrónicos

Llevo a estas alturas varios años ya leyendo libros electrónicos: en el móvil, en un «palmtop»… De lo primero que miré en la DS de mi niña era si tenía la capacidad de albergarlos. Desde hace poco más de un mes soy el afortunado poseedor de un «tablet». Quería comentaros lo agradable y especial de la experiencia: tamaño de pantalla, óptimo para leer. Para los ancianillos que ya adolecemos de problemas visuales —en mi caso MÁS problemas visuales—, la posibilidad de modificar el tamaño de la tipografía sobre la marcha nos ofrece una agilidad que ya creíamos perdida. El ver una referencia en el libro y de forma inmediata poder consultarla por Internet o descargar el libro para posterior lectura ofrece un disfrute que sólo puedo comparar a la energía que de adolescente dedicaba a consultar tales referencias —que solían ser difíciles, caras y lentas de encontrar. Es cierto que sería cómodo que la superficie no fuera luminosa, aunque hay que decir que para leer de noche en la terraza, sin luz, viene muy bien, sobre todo por el control automático de intensidad lumínica. Amo y seguiré amando los libros de papel. Pero es bueno decir que los libros digitales tienen también sus especiales encantos.