Del Folklore de MundoDisco (y 3): Retratos, para dos pianos. Enrique Blanco

Terry Pratchett, el genial creador de MundoDisco

Termino, por ahora, con estas piezas dedicadas a un imaginario folklore de MundoDisco. En esta ocasión visitaremos al Gran A’Tuin, el poderoso astroquelonio sobre cuyo lomo descansan los cuatro elefantes que sustentan MundoDisco; veremos algo de las mocedades de Cohen el Bárbaro y visitaremos la Universidad Invisible, donde los magos aprenden su oficio, y, sobre todo, a comer continuamente.

Una vez más, la intención de estas piezas es humorística, en forma alguna pretenden ser música seria.

Esta pieza está respetuosamente dedicada a Terry Pratchett, al que es difícil no releer incesantemente.

Una mención especial, por su continuo apoyo a Ludmilla González Dalmau (alias Yaya Ceravieja), dedicataria de la primera pieza de esta obra, sin cuyo estímulo, probablemente no hubiera tenido prisa alguna en acabar el ciclo.

Del Folklore de MundoDisco (2): Danzas Klatchianas. Para dos pianos. Enrique Blanco

Como ya dije en el artículo anterior, de vez en cuando me entretengo, sobre todo ahora, para refrescar estos calores veraniegos, en inventar falsos folklores. En este caso, de la genial creación de Terry Pratchett: MundoDisco. He imaginado a nuestro pianista errante que va recogiendo folklore (de ahí, creo yo, que me salga la vena bartokiana que es mi derecho de sangre como nacido en el siglo XX) viajando esta vez por el continente de Klatch.

El propio Pratchett dice que Klatch “no se basa en África”, razón por la que hay que pensar que El Gran Nef no es un desierto árabe, Howandaland no corresponde a Centroáfrica ni Djelibeybi a Egipto. Esto me ha dado una gran libertad para tomar elementos de todos estos países sin buscar una aburrida y poco útil literalidad.

La pieza está dedicada a Vicente Fernández Cuesta, alias Tito, del que últimamente estoy abusando más de lo aconsejable.

Mundos intermedios

Estas piezas que estoy haciendo últimamente recorren lo que llamo mundos intermedios: espacios entre la música de consumo más recalcitrante y la música más pura y quintaesencial. Reconozco que me divierto con ello.