La personalidad musical de Olivier Messiaen. (El baúl de los cursillos V)

Unas palabras previas

Cómo empezó todo

El 22 de abril de 1992, jueves, llegué a mi casa desde el conservatorio en que entonces trabajaba. Al poner la radio (en aquella época tenía casi siempre puesta Radio 2), recibí la noticia de que Messiaen había muerto. Yo siempre había soñado con tener alguna vez la fortuna de conocerle. Recuerdo que, de todas las cosas posibles en que uno puede pensar cuando se muere un personaje admirado, a mí sólo se me ocurrió pensar que nunca iba a oír su voz.

Al día siguiente, cuando fui a dar mis clases me sentí incapaz de hablar de séptimas de dominante o resoluciones excepcionales: en todos los grupos acabé hablando de Messiaen, de sus técnicas, de lo que significaba para el siglo XX… Entre clases, conversé con varios de mis compañeros y acabamos decidiendo hacer, como homenaje, un ciclo de conferencias: a mí me tocaba ser el que presentara al compositor, además de analizar, en otra sesión, una de sus obras.

Bien poco hacía que disponía de un ordenador en condiciones: me puse a escribir una introducción (la que ahora podéis leer) para fotocopiarla y darla a la gente. En aquella época no era fácil, pero quería mucho grafismo, que a la gente le entrara el compositor por los ojos. Al mismo tiempo, decidí aprender a usar un programa de maquetación, para que lo que escribiese tuviera una presencia digna de Messiaen.

Veinte años más tarde

En estos días estoy rescatando algunos de mis trabajos más antiguos. Casi no tenía esperanzas de recuperar éste, pero al fin ha sido posible recuperar el texto, ya que no la maquetación. Releyéndome me explico que la gente me dijera que a veces mis escritos parecían exigir una hoja de firmas a continuación, tan militantes eran.

Hoy por hoy hubiera escrito algo más pausado y mejor explicado: no en vano llevo desde entonces otros veinte años impartiendo, muchas veces sobre el siglo XX. Con todo, este es uno de mis trabajos que más veces me han pedido, al parecer debió gustar. He decidido por tanto no reescribir nada de lo que pergeñó aquel jovencito, tan aficionado a las cursivas. Y hasta en la remaquetación he respetado sus deseos de tener grandes cantidades de gráficos.

Es claro que escribí muchísimo sobre técnica. Quiero recordar a los que lo necesiten que a la sazón “Técnica de mi lenguaje musical”, era imposible de encontrar en español y hasta en inglés. Hoy por hoy, no lo consideraría tan necesario.

He escuchado muchas veces la voz de Messiaen en grabaciones y vídeos. Sigo lamentándome de no haberlo podido hacer en persona.

Os pongo dos versiones del cuadernillo en cuestión:

Una versión preparada para imprimir, recomiendo que por las dos caras.

Una versión para la pantalla, respetando las páginas opuestas y demás.

Sobre “el baúl de los cursillos”

He impartido en conservatorios u otros foros muchos cursos sobre la música del siglo XX: quizá demasiados, si tenemos en cuenta que mucha de la información que he facilitado considero que debería ser parte normal de la enseñanza. A lo largo de los años he generado una enorme cantidad de materiales sobre esta música, muchos de ellos con apoyo informático. Y como hace tantos años desde que los hice, algunos archivos ni siquiera los puedo abrir: los programas con que los hice ya no existen. De vez en cuando me da por rescatar alguno de estos trabajos y hacerlo público. ¡Arqueología informática en estado puro! A lo que así vaya rescatando lo titularé “el baúl de los cursillos” y lo iré poniendo aquí. Espero que a algunos de vosotros les sea de utilidad.

Contextos. Hacia una historia crítica del serialismo. (El baúl de los cursillos II)

Sobre este material

Este cursillo lo impartí en 1994. El hilo conductor era El martillo sin dueño, de Pierre Boulez. Puede haber sido una de las ocasiones en que más trabajo me haya dado preparar un curso. Conseguí un libro sobre el tema. Cada noche, abría el libro, con la partitura al lado… …y no lograba entender nada. Noche tras noche y una noche más. Cuando ya estaba a punto de cancelar el cursillo, mirando la contrapartida del libro me di cuenta de que el autor no era angloparlante nativo. Se me hizo la luz: asumí que a lo peor estaba mal traducido. Partiendo de esa base, y de los numerosos análisis que había realizado de la partitura, de repente todo comenzó a encajar milagrosa y fácilmente. Jamás he vuelto a confiar en un libro más que en mis propios análisis.

El material que os aporto es un cuadernillo en el que pretendo contextualizar el serialismo, tan mal recibido en nuestro país, tan poco comprendido. Creo que la sencillez de los apuntes de Ernst Krenek, donde pretende ante todo dar una guía rápida sobre la técnica serial básica se han convertido para algunos en la motivación de la técnica en sí misma, y han sido en esa medida convertidos en piedra de escándalo para algunos y biblia para otros.

El material ya figuraba en esta web, pero con un formato terriblemente desalentador. El HTML es así. He recuperado el cuadernillo que hice para la ocasión (tamaño A5, o sea, A4 doblado) y seguramente es de lectura más atractiva. Estoy en vías de recuperar el cuadernillo sobre la técnica de dominios que hice para la ocasión, aunque ese va a ser, informáticamente hablando, más farragoso.

Descarga aquí el cuadernillo.

Sobre “el baúl de los cursillos”

El baúl de los cursillos

He impartido en conservatorios u otros foros muchos cursos sobre la música del siglo XX: quizá demasiados, si tenemos en cuenta que mucha de la información que he facilitado considero que debería ser parte normal de la enseñanza. A lo largo de los años he generado una enorme cantidad de materiales sobre esta música, muchos de ellos con apoyo informático. Y como hace tantos años desde que los hice, algunos archivos ni siquiera los puedo abrir: los programas con que los hice ya no existen. De vez en cuando me da por rescatar alguno de estos trabajos y hacerlo público. ¡Arqueología informática en estado puro! A lo que así vaya rescatando lo titularé “el baúl de los cursillos” y lo iré poniendo aquí. Espero que a algunos de vosotros les sea de utilidad.

Cómo matar a una soprano


El pasado día 16 tuve ocasión de impartir una conferencia con este título en la Universidad de Valladolid, para el Departamento de Didáctica de la lengua y Literatura.

En realidad ni siquiera me he metido con las sopranos, ni he contado los chistes de la bombilla ni nada de eso. Hablando de las relaciones entre música y textos, he comentado cómo si se apuñala a una soprano suele morir con un aria larguísima, y por qué eso puede parecer musicalmente necesario, aunque sea un contrasentido dramático. No se ha dañado a cantante alguna en el proceso. Ha sido simplemente un punto de partida sobre el que explicar las dificultades inherentes a este tipo de proceso.

Posteriormente, fui invitado a una clase de Escritura Creativa, donde pudimos charlar un poco sobre mi proyecto pedagógico El Firilirundero. No quiero extenderme sobre los contenidos de ambas conversaciones, aunque a lo mejor en una de estas os subo unos pocos. Quiero tan sólo comentar mi satisfacción con el trato recibido. Y comentar que la soprano no debió quedar muy satisfecha de ser muerta, puesto que ha debido ser la que me ha infligido una fiebre que me ha durado hasta ahora mismo.
Por lo demás, este artículo, si todo lo he dejado como espero, es el primero de los que escribo según un sistema que me va permitir hacerlo desde cualquier parte, autobús incluido, con los reenvíos pertinentes a Twitter y Facebook. Si es así, relanzo el blog.