Cómo matar a una soprano


El pasado día 16 tuve ocasión de impartir una conferencia con este título en la Universidad de Valladolid, para el Departamento de Didáctica de la lengua y Literatura.

En realidad ni siquiera me he metido con las sopranos, ni he contado los chistes de la bombilla ni nada de eso. Hablando de las relaciones entre música y textos, he comentado cómo si se apuñala a una soprano suele morir con un aria larguísima, y por qué eso puede parecer musicalmente necesario, aunque sea un contrasentido dramático. No se ha dañado a cantante alguna en el proceso. Ha sido simplemente un punto de partida sobre el que explicar las dificultades inherentes a este tipo de proceso.

Posteriormente, fui invitado a una clase de Escritura Creativa, donde pudimos charlar un poco sobre mi proyecto pedagógico El Firilirundero. No quiero extenderme sobre los contenidos de ambas conversaciones, aunque a lo mejor en una de estas os subo unos pocos. Quiero tan sólo comentar mi satisfacción con el trato recibido. Y comentar que la soprano no debió quedar muy satisfecha de ser muerta, puesto que ha debido ser la que me ha infligido una fiebre que me ha durado hasta ahora mismo.
Por lo demás, este artículo, si todo lo he dejado como espero, es el primero de los que escribo según un sistema que me va permitir hacerlo desde cualquier parte, autobús incluido, con los reenvíos pertinentes a Twitter y Facebook. Si es así, relanzo el blog.

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