Salma

Ayer conocí a a Salma, la dedicataria de esta nana. Sus orgullosos -con razón- padres nos la trajeron al conservatorio. Una belleza, todo ojos. Tan grandes y hermosos que tuve que contárselos para asegurarme de que sólo eran dos. No me atreví a cogerla. Aunque he cogido a menudo niños de esa edad, siempre me parece que yo, tan tosco y romo, debo de estar a punto de hacerles daño. Bienvenida, Salma. Ojalá te hagamos un mundo mejor del que hemos encontrado.

20111215-024244.jpg