Del folklore de MundoDisco (1): Totentanz. Para dos pianos. Enrique Blanco

Trasmundos musicales

Siempre me molesta, al ver películas de ciencia-ficción o de fantasía la escasísima imaginación que se suele dedicar a la música. ¿Somos capaces de imaginar y creer en mundos llenos de elfos, orcos, alienígenas azules, calamares parlantes y demás imaginería, y no somos capaces de concebir para ellos una música que se distinga mínimamente del pop? Entiendo las razones comerciales, pero debería haber al menos un par de películas en que la música recibiera el mismo trato imaginativo y creativo.

Pensando estas cosas, me gusta improvisar a veces falsos folklores imaginarios. No tengo pretensiones de ser con ello enormemente original o contemporáneo, sino, fundamentalmente de divertirme y de explorar un mundo escasamente tocado. Es tentador realizar en un futuro una serie de piezas tituladas Trasmundos y recoger alguna de estas exploraciones. Bien sé que desagradarían a unos por por escasamente en la cresta de la más rabiosa actualidad y a otros por alejarse de los cánones de la Santa—Facilidad—D€ —€scucha—Para—€l—Vulgo—Qu€—€s—Un—Poco—Tontito. Pero tampoco me cabe duda de que algunos amigos se divertirían.

Una para Pratchett

Hace algún tiempo me planteé una pregunta que quizá parezca absurda: ¿por qué en música no hay géneros, del mismo modo que en literatura, por ejemplo, existen la ciencia-ficción, la novela negra, la novela denominada seria, la poesía…

Sobre esta idea he realizado de vez en cuando obras con cierta intención humorística. En este caso en el espléndido escenario del MundoDisco de Terry Pratchett. He imaginado un pianista que viaja por él y realiza obras sobre el folklore y costumbres de sus habitantes. Algo así como los “Años de Peregrinaje”, de Listz, pero con otro lenguaje (de alguna resonancia bartokiana): a fin de cuentas en “Mascarada” aparecé André, el pianista policía.

En este caso los homenajeados han sido MUERTE e Imp-y-Celyn.

La obra, para dos pianos, está dedicada a Yaya Ceravieja, alias Ludmilla González Dalmau, gran aficionada, como yo, a Pratchett. Siempre, apenas debe ser necesario decirlo, dentro del máximo respeto y agradecimiento a la obra del genial humorista-filósofo.

Quizá algún día siga la serie: Eskarina, Nanny Ogg, Samuel Vimes, Adora Belle, el Bibliotecario, el hermano Brutha y otros tantos merecen sus propios temas. LA TORTUGA SE MUEVE.

Aquí tenéis el vídeo con la versión MIDI. Y aquí, la partitura.

Apología pro Pratchett

Y, ¿por qué no dedicar la obra al escritor que tantos buenos ratos me ha hecho pasar, con el que tanto he reido y que tanto me ha hecho reflexionar? Pues debo decir que porque su mundo es tan grande, tan amplio, su espacio mítico tan matizado y rico, que me resulta un atrevimiento aportar una pequeña idea al mismo. Saber que Pratchett está a punto de morir, y de enfermedad especialmente truculenta me llena de angustia. Prefiero imaginarle paseando con Dos-Flores y Sir William-De-Worde en su propio mundo.