Alumnos: guía de avistamiento. 07— El padre gremlin

Alumnos: guía de avistamiento” pretende ser una serie de posts humorísticos acerca de algunos de los perfiles de alumnos más notables y característicos. No se inventa ningún dato ni tipo de alumno, ni hay intención alguna de ofensa. Procuraré ir alternando perfiles de alumnos “peligrosos” con el de alumnos maravillosos. Espero que os resulte divertido

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[pullquote align=»left|center|right» textalign=»left|center|right» width=»30%»]No hay que dar de comer a los gremlins tras la medianoche ni permitir que se mojen. A los padres (y madres) gremlin, no hay que darles malas noticias sobre sus hijos.[/pullquote]

Geografía: Son ubícuos. Están detrás de la puerta de tu aula (o se meten dentro), te esperan en la estación de autobús, averiguan tu número de teléfono y te llaman a altas horas de la noche. Excepcionalmente, pueden llegar a enterarse de dónde vives y esperarte por la zona. A veces daría miedo mirar debajo de la cama.

Hábitos: Gentes que, en general son probablemente sensatas e inteligentes, suelen cegarse ante sus propios hijos, y no son capaces de entender que, ocasionalmente (y en algunos casos, frecuentemente) su hijo no es el individuo inteligentísimo, guapísimo, musiquísimo y varios “ísimos” más que ellos suponen. De adoptar una conducta amable y educada pueden pasar a los peores deslices de lógica o a estar al borde de la violencia física.

Etología: Tienen la certeza moral de que tú eres incompetente en tu trabajo, porque no sabes estimular a su hijo, o no entiendes que no tiene costumbre de tomar apuntes, o no valoras el esfuerzo y te fijas sólo en los resultados. Encerrados en su monomanía son capaces de proponerte que pidas a cualquier alumnos brillante que “apadrine”, al chaval y le tome los apuntes, además de explicarle la asignatura (sic). Tienes que estar equivocado, así que son capaces de darle una propinilla al bedel para que se meta en tu clase y verifique si es verdad que su hijo no la pisa. (sic).

Guía de caza: Lo único que se puede hacer es mantenerse firme. Al cabo de algún tiempo de ver que el hijo tiene problemas con todos los profesores puede que empiecen a ver la luz.

Anécdotas: Tengo bastantes. La más bonita, la de una madre que le explica a un profesor de flauta que su hija ha estado estudiando en casa varias horas diarias… …y eso que la flauta de la niña quedó olvidada en el aula la semana anterior. La más salvaje, la de una alumna que decía suspender todas las asignaturas del Conservatorio y del Instituto por mi culpa. Al parecer le infundía tal pánico que era incapaz de concentrarse en cualquier cosa, por lo que los padres exigían la supresión de mi asignatura.

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