Beethoven nos ofrece en este canon una pieza sumamente pedagógica. Bien es verdad que el riesgo de congelación armónica, del que más de una vez me habéis oído hablar mis alumnos no ha intentado siquiera evitarse.
Es cierto que Herr Ludwig, como también os he contado, no se distinguía por sus contrapuntos. Pero tampoco hay que olvidar su impresionante espíritu de superación, que le lleva de obras casi insignificantes (véase su única fuga para órgano) a maravillas como «La gran fuga». Beethoven es, en ese y otros sentidos, ejemplar.
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