Canon de la escala. Beethoven.

Beethoven nos ofrece en este canon una pieza sumamente pedagógica. Bien es verdad que el riesgo de congelación armónica, del que más de una vez me habéis oído hablar mis alumnos no ha intentado siquiera evitarse.

Es cierto que Herr Ludwig, como también os he contado, no se distinguía por sus contrapuntos. Pero tampoco hay que olvidar su impresionante espíritu de superación, que le lleva de obras casi insignificantes (véase su única fuga para órgano) a maravillas como «La gran fuga». Beethoven es, en ese y otros sentidos, ejemplar.

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Nanas del clarinete

Carmen Domínguez, una espléndida clarinetista del Reino de las Tahonas Viejas, acaba de tener un niño. Ya sabéis que tengo un vicio involuntario con las nanas, así que allá va.

En este caso concreto, no me extrañaría que Carmen se enfadara conmigo: se me ha ido, como suele, el santo al cielo, y me olvidé del asunto hasta hoy mismo. Mil millones de perdones.

En lo que se enfada o no, os cuento: he hecho una melodía sumamente ornamentada, un arabesco, porque me parece que es uno de los tipos de composición en que más se luce el clarinete. El aire, vagamente español, vagamente raveliano, se debe más bien a una mezcla de la sencillez estilística que creo adecuada para este tipo de obra y a una sobreabundancia de músicas de este tipo que me toca oír últimamente por los pasillos tahónicos.

Bienvenido al mundo, Guillermo.

Sumer is icumen in

Un fantástico doble canon, a dos voces la parte que se va a convertir en ostinato, y a cuatro el resto. Posiblemente el ejemplo más antiguo de un contrapunto de esta complejidad que nos ha llegado escrito, si bien, su perfección formal hace obvio que responde a una práctica anterior.

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Y aquí, una versión bastante clara.

Trinkkanon

Reconozcámoslo. Para cantar en los bares, nosotros usamos el Asturias, patria querida. Nos pongamos como nos pongamos, nunca será lo mismo que tener un canon de Mozart con el que amenizar unas bebidas. Y un canon, por lo demás, magnífico.

Amigos, bebamos – y con valor una lanza rompamos!

¡Que viva el vino, que viva el amor! ¡Vaciemos nuestras copas por ello!
¿Pero qué se puede celebrar con vosotros – ahí sentados como pasmarotes?
¡Que viva! ¡Gritad! Gritad, que viva! Gritad, gritad, gritad!
¿Os habéis quedado mudos como un bacalao? (bis)
Entonces, ¡gritad, gritad, gritad! So burros, no seáis tan bobos.
¡Que viva el amor y el vino! ¿Qué puede haber en el mundo más divino?
¡Viva, viva, viva – que viva!

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Y, aquí, una versión un poco “domesticada” del canon. He visto a alemanes cantándola, jarra de cerveza en mano y no sabría decir si era más sorprendente la velocidad a la que bebían o a la que cantaban. De respirar, mejor no hablamos.

By the waters of Babylon

Un excelente canon tradicional. Fue, si no éxito, exitillo, interpretado por el cantautor norteamericano Don McLean, a quién a veces se atribuye su autoría. Existe también la teoría de que es popular inglés (muy verosímil: pocos otros pueblos tienen una auténtica tradición canónica), que, a priori, es la que más me convence por los arcaísmos, retardos y gestos retóricos, muy afines al Renacimiento y Barroco ingleses.

Junto a los ríos de Babilonia,
nos sentábamos y llorábamos.
Te recordamos, Sión

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Esta es una versión en vivo de Don McLean, aparentemente, “enseñando” al público cómo cantar el canon.

Philip Hayes

Philip Hayes

Actualización del 23—X—2013

Lo que hasta ahora era una hipótesis, parece que ahora está completamente confirmado. Babylon es, al parecer, un canon producto de Philip Hayes (1738—1797). A pesar de sus fechas de nacimiento, este compositor deseaba una vuelta a la tradición barroca y renacentista inglesa. Mantengo, fuera de esta nota, el artículo tal y como fue escrito, por aquello de la facilidad de consulta.

Willst du immer weiter schweifen

Hermosísimo canon a cinco voces de Haydn. La leyenda quiere que, viendo Haydn que su esposa iba a quedar desamparada tras su muerte, empapelara el salón de su caso con una colección de cánones —llamados a veces “Cánones de la Herencia”— para que la mujer pudiera venderlos y salir de algún apuro. ¡Ojalá, si la historia es cierta, el contrapunto cotizara hoy así de bien!

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Muerto de vergüenza

“No contaban con mi astucia” , decía el Chapulín Colorado. Con lo que yo no contaba era con que mis queridos blogueros invitados convirtiesen sus primeros posts en un surtido de alabanzas escasamente merecidas hacia mí. Pensándolo, claro, hay que romper el hielo. Pero mi sonrojo sigue siendo el mismo. Para evitar que me vuelvan a poner la cara colorada, propongo un cuestionario, que puede muy bien servir de carta de presentación para cada persona que se deje invitar por estos lares.

Estamos en Potsdam 1747, así que, ¿qué significa para tí la Ofrenda musical? ¿Qué lugar tiene la música de Bach en tu vida.

¿De qué forma te relacionas con la música?

¿Qué tipo de música practicas?

¿Cómo empezaste con la música?

Dinos entre tres y diez compositores o intérpretes sin los que no concibes tu vida.

¿Cuál es tu postura sobre la música reciente?

Cuéntanos algo de ti que normalmente no contarías a nadie.

No tengo la más mínima duda de que hay quién va mejorar enormemente estas preguntas.

Concierto privado de Rostropovich

Estaba en el edifico del Teatro Real, en la sala de ensayos, donde practicaban una de mis obras de orquesta. La orquesta salió durante un descanso, y yo me quedé solo en un rincón, hecho un manojo de nervios. En esto, entra alguien de aspecto familiar. ERA ROSTROPOVICH, que ese mismo día interpretaba un concierto, creo que de homenaje a la Reina. No me vio. Fue directamente hacia el sector de percusión, cogió un vibraslap y se puso a tocarlo con tal cara de alegría y gesto de satisfacción que se me hizo aún más claro por qué es un gran músico. Ama lo que hace. De repente me vio, sonrío y se fue. Soy quizá de las pocas personas en el mundo para quien Rostropovich ha tocado en privado. Aunque sea el vibraslap, y aunque fuera involuntario.

Buscando antiguos alumnos

 

Una idea que me gustaría usar en esta reencarnación de Potsdam 1747 es la de que, aquellos antiguos alumnos que así lo queráis, publiquéis aquí alguno de vuestros ejercicios. Ya sabéis: un ejemplo de Bach os intimida. De un compañero o ex compañero, puede que no tanto. Ahora mismo, cánones e invenciones serían magníficas. ¿Qué os parece?

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