Inventor de ballenas 1

Inminente el curso sobre George Crumb… si es que se celebra. Al parecer (aunque tengo que verificarlo: hasta que no llegue a Zamora no podré comprobar mi email), son pocos los interesados que se han matriculado, y, sin un número mínimo de asistentes, nada se puede hacer.

Por una parte, no me extraña demasiado: Crumb es un compositor muy poco conocido en estos pagos. Nuestro desconocimiento de los autores norteamericanos es enorme, fruto, quizá, de la malhadada discusión entre Boulez y Cage que tanto alejó nuestras respectivas -europea y norteamericana- vidas creativas musicales. Pero no es menos cierto que una parte del desconocimiento sobre este autor es debido a sus peculiaridades compositivas. Por muchas razones Crumb me sugiere comportamientos de gran afinidad con lo medieval, sin que ello signifique, en modo alguno, que su estética sea trasnochante y nostálgica. Quizá, por el contrario, su acercamiento libre, desacomplejado, intenso y variado al problema del lenguaje musical, sea una de las claves que vayan a marcar el futuro de la música.

Supongo que nada de lo anterior es fácil de comprender a menos que me explaye algo más. Vamos con ello.

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