Takemitsu revisitado

Volver a Takemitsu es como el regreso a la amada: encanto, calidez y conocimiento de sí. Pocos son los autores que, al releer sus partituras, me producen esa sensación. Y si digo que entre esos pocos se cuentan Bach y Messiaen, entenderéis la profundidad de mis palabras.

Pues el caso es que algunos de mis antiguos alumnos me ha pedido que les hable de Takemitsu. Obviamente, no he opuesto resistencia alguna. Y al repasar su vida, su obra y su técnica, me doy cuenta, quizá con mayor lucidez que nunca, de lo original, lo extraño, de su aproximación a la música. Desde una educación japonesa antioccidental, abrazar la orquesta. Prepararse espiritualmente tocando La Pasión según San Mateo para escribir algunas de las menos bachianas páginas de la historia.

Ojalá a todos nos fuera dado el poder vernos desde fuera, el juzgarnos con imparcialidad. En cierta medida, toda la producción de Takemitsu puede considerarse un comentario a la música de Occidente, y es una de las muchas cosas que debemos agradecerle.

Tan Dun, quizá, pudiera representar un caso similar, aunque no puedo dejar de pensar que, por más occidentalizado, menos puro.

Y, ya que andamos en ello, adviértase la cantidad de veces que he nombrado a Occidente en este artículo. Tras un convulso siglo XX, qué poco hemos tenido en cuenta que, si nuestra música tiene algún valor, debe convertirse en el legítimo legado de todo ser humano, del continente que sea. El eurocentrismo que a menudo lastra a los críticos, ha de ser reconocido y erradicado. Nunca olvidaré el comentario de un senegalés, que reclamaba su derecho a que no se le considerase descendiente tan sólo de los tambores africanos, sino también de Bach y Brahms. Tenía razón. No pocas veces, nuestro aprecio y estudio de otras músicas camufla un espíritu elitista.

Y esto me devuelve a Takemitsu y su disgusto por ser apreciado sólo como japonés. O sus clarividentes comentarios sobre músicas capaces, o no, de resistir el viaje a otras culturas. Pienso que el futuro de la música tendrá mucho que ver con sus opiniones. Y con ese mar sin Este ni Oeste del que le gustaba hablar.

6 comentarios en “Takemitsu revisitado

  1. Uff. Vaya pregunta difícil de contestar. Supongo que debo decir que el mío propio, con gran atención a la belleza armónica. Sólo podría, supongo, hablar de mi estética. Las etiquetas estilísticas deben aplicarmelas otros

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  2. Comparto, desde luego, el deseo de aprender japonés. Tengo curiosidad hasta por las novelas de detectives y los libros de cocina de Takemitsu (no es broma, los tiene). Mi opinión sobre Tan dun no se aleja de la tuya.Y sobre grabaciones, tengo muchas, pero pocas de la brillante editorial. Miraré, y gracias por el chivatazo.

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  3. Qué curioso…hace poco estuve buscando las imágenes «orientalizadas» de los soldados occidentales. Espero conseguir «La espada y el crisantemo» en breve para saber cuál fue la reacción en el otro lado.
    Amazon.jp tiene una cantidad tan grande de libros de y sobre Takemitsu que le entran ganas a uno de aprender japonés. Lástima que haya que emplear mucho tiempo y paciencia. Al menos me podré conformar con los discos que ha sacado cierta discográfica que no nombraré para dar publicidad gratuita…aunque puedo dar una pista si digo que el nombre «brilla» por su ausencia 🙂 Pienso que es positivo porque esta discográfica siempre ha sido de sacar discos del repertorio más estándar. Me parece que también tienen algo de Cage.
    Por cierto, qué poco me gustó la última ópera de Tan Dun. A veces me atrae por obras como su Water Concerto o algunos comentarios en los que se declara enemigo de cualquier dogmatismo, pero otras veces me da la sensación de que no compone a la misma altura de las palabras que dice.
    Fdo. Otro fan de Takemitsu 🙂

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  4. Muchas gracias por el interés. Me temo que no se encuentra comercializada. Yo dispongo de algunas grabaciones, que podría prestarte. Me temo que no es legal, por sorprendente que parezca, que yo distribuya mi propia música por medio de Internet

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