Makrokósmicos. O ver con ojos nuevos obras que creías conocer de sobra.

Una breve nota para manifestar mi enorme placer por haber escuchado por primera vez en directo los dos primeros volúmenes del Makrokosmos de George Crumb.

Siempre he defendido que a Crumb se le graba mal en disco: suelen tomar el sonido de la amplificación de los instrumentos, y no del sonido ambiente. Mi teoría ha quedado más que confirmada: el Makrokosmos de hoy ha sido emocionante, hipnótico, absorbente.

Naturalmente no todo es el directo. Mis compañeros han estado más que a la altura del reto, y han realizado lo que en más de un momento puede ser una versión de referencia: a ver si se puede subir vídeo.

En Makrokosmos Crumb reflexiona entre otras cosas sobre la magia y la música. No en un sentido literal, sino en el de sacarnos del plano un tanto pedestre en que solemos andar y llevarnos al sentido de invocación, a ser atrapados por un mundo sonoro distinto, diferente, nuevo, gnómico… Y efectivamente he notado (y sido feliz víctima de) esta captura por parte del público.

De todas las piezas de Crumb interpretadas en este ciclo he recibido, de diversas fuentes, el mismo comentario: “¡qué corta me ha parecido!” La magia de Crumb y la de mis compañeros así lo han conseguido. Siempre orgulloso de ser tahónico.

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