Rapsodias ínfimas, para piano.
Enrique Blanco
Existe gente muy despistada. Luego viene gente que apenas sabe en qué día vive. Luego estoy yo. Hay cosas que sólo pueden pasarme a mi: el año pasado comencé una serie de “tweets”, musicales a los que llamé “Rapsodias ínfimas”. Vinieron algunos líos, me tuve que poner a otras cosas y ha tenido Facebook que recordarme que tenía ya algunas compuestas. La idea de “tweet” o lo “ínfimo”, de las rapsodias se refiere a qué he buscado una expresión breve, pero confío que intensa. Las obras se pueden tocar por separado, pero en caso de interpretar todo el ciclo, el orden que prefiero es el que aquí indico.
Quizá sea oportuno indicar que contemplo estas piezas, así como otros “tweets” que he hecho, tanto para piano como para otros instrumentos, como piezas de transición entre lo que suele tocarse en los conservatorios y obras tan enormes como, por ejemplo, los “Estudios” de Ligeti o “Las veinte contemplaciones sobre el Niño Jesús” de Messiaen. Transicionales en el sentido pedagógico del término. Piezas más breves y abordables.
Os pongo un vídeo MIDI de cada una. Si alguien prefiere escuchar todas seguidas para hacerse una impresión del resultado total, abajo del todo hay un vídeo que las une.
1.— Animula vagula blandula
Sugerida por el poema con que el emperador Adriano se despidió de la vida:
Animula vagula blandula
Hospes comesque corporis
Quae nunc abibis? In Loca
Pallidula rigida nudula
nec ut soles dabis Iocos
que se podría traducir como
Mínima alma mía, tierna y flotante
huésped y compañera de mi cuerpo
descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos,
donde habrás de renunciar a los juegos de antaño.
No hay, sin embargo, ningún espíritu fúnebre en la obra. Simplemente un homenaje a lo que el primer verso sugiere.
2.— La rapsodia despeinada
La palabra “despeinada” alude a la métrica, totalmente flexible y cambiante de la obra. Suerte con ella.
3.— Ground
No hay mucho que añadir al título: una obra sobre un ostinato, que en este caso además es ostinato armónico, como corresponde precisamente al ground.
4.— Reloj insomne
Creo ser muy tolerante con todos los estilos musicales. Sin embargo un cierto tipo de minimalismo, el que emplea de manera casi sistemática modo eolio, un par de cruces de acentuación y poco más, llega a crisparme. Esta es mi respuesta.
5.— El árbol de las lunas
Ni este título ni ninguno de los que os puedan sugerir una imagen busca contar una historia. Sólo despertar la imaginación de intérprete y público.
6.— La rapsodia angélica
Os parecerá contraproducente, pero cuando escribo piezas breves he observado que mi rapidez crece si estoy comunicado con la gente. Probablemente sea por mi “regla de la excepción”, y el despiste provocado por que alguien de vez en cuando me diga algo, la produzca de forma automática.
El caso es que suelo ir subiendo a una de mis redes sociales la imagen de los primeros compases de cada obra, y vídeo MIDI de cada una cuando está terminada. Mi amigo el ilustre físico Ángel M. De Frutos Baraja, que está iniciándose además en el piano, viendo una de estas imágenes se lamentó de que su nivel no daba para tanto. Esta la hice, creo, bastante asequible.
7.— El aullido
De joven pocas cosas me gustaban más que improvisar y componer sobre ostinatos. Luego los dejé (por lo menos en su forma más obvia) por predecibles. Aquí, he vuelto. Creo que la acentuación no va a ser tan predecible, precisamente.
8.— Bordando soledades
Otra obra relacionada con las redes sociales. No recuerdo del todo la conversación, pero charlando con la gran dama del piano Soledad Bordás hicimos en broma una apuesta. Yo le dije que si perdía que tocara algo de Debussy y ella contestó que prefería tocar algo mío. Aquí está. Por cierto que ni recuerdo de qué iba la apuesta ni quién la ganó. Esta pieza la escribí en el periodo en que había olvidado que había comenzado la composición de las “Rapsodias ínfimas”, y ahora me parece oportuno incluirla en la colección.
9.— Figura en las llamas
Breve, pero espero que intensa. Siempre me ha gustado el tipo de textura con que comienza la obra, con todo y que no sea muy habitual del piano. La cita final sería demasiado larga de explicar, pero, una vez más, no hay elementos fúnebres en esta obra.
Espero que disfrutéis de mis rapsodias ínfimas. Y, por cierto, este es el vídeo en que aparecen todas seguidas.
Pues seguramente dirá mucho de mi incutura musical, pero de todas tus obras, estas rapsodias es probablemente lo que más me ha gustado. Abrazos.
Me gustaMe gusta
Gracias, Palimp
Me gustaMe gusta
Enrique.Te puedo preguntar,y, te pregunto,:. Donde das clase?
Me gustaMe gusta
En el conservatorio “inferior” (o sea, el profesional) de Salamanca.
Me gustaMe gusta
Que pena.. me gustaría asistir a una de ellas.
Me gustaMe gusta
Estás invitadísima. De todas maneras mantengo un blog y hasta he cometido la tropelía de subir vídeos míos contando cosas.
Me gustaMe gusta
Entre asistir a la de mi prima y a la tuya,que honor
Me gustaMe gusta
Para nosotros.
Me gustaMe gusta
Pues entonces,con permiso,cotilleare tu blog…
Me gustaMe gusta
No….para mi… aprender de los grandes…
Me gustaMe gusta
Helo aquí en toda su bloguera ancianidad (tiene ya unos años, el pobre) http://enriqueblanco.net
Me gustaMe gusta
Grande no: soy más bien bajito.
Me gustaMe gusta
Jiji. Y modesto….como los grandes.
Me gustaMe gusta
Si me dices algún tema concreto, te guío, Van como 600 artículos, o cosa así.
Me gustaMe gusta
Gracias.
Me gustaMe gusta
Lo que yo opino, centrándonos en el tema armónico, es que:
1) Si escribes en Do mayor, hazlo bien.
2) Tener una paleta armónica amplia significa encontrar la forma (y no es fácil) de que una tríada suene tan natural como un agregado de siete u ocho sonidos. Esa especie de “estilo libre” que prolifera ahora de usar armonía tonal pero sin preparar ni resolver y con notas añadidas me parece jazz pobre: un desperdicio de jazz y de armonía tonal.
Me gustaMe gusta
Tendría que escuchar ejemplos concretos para poder decir que no a esto. A priori de acuerdísimo.
Me gustaMe gusta
Llámame pánfilo pero no me queda claro de qué pides ejemplos.
Me gustaMe gusta
No los pedía tampoco 🙂 Simplemente que no sabía qué canciones en concreto tienes en mente. Yo me imaginé a un Kenny G cualquiera y me puse de acuerdo enseguida 😉
Me gustaMe gusta
Yo estoy pensando en obras sinfónicas recientes que hacen parecer bueno al viejo Kenny.
Me gustaMe gusta
Yo siempre intento tener todo en cuenta, especialmente en su contexto. Lo de las triadas me ha recordado a Jarrett (Keith), que también decía que no entiende por qué tantos jazzistas (yo lo extendería a muchos más ámbitos) no son capaces de disfrutar y buscar explotar las posibilidades de un Do Mayor. O incluso simplemente dejarlo resonar.
Me gustaMe gusta
Al leer esto, me ha venido a la cabeza una pregunta que le hice a Enric Alberich, en clase de piano, hace más de veinte años cuando estudiaba con él en L’Aula: «¿Alguna vez tocas acordes sin tensiones?» Lo curioso es que se quedó callado, pensando, durante bastante rato. Al final, me respondió algo así como que entonces, no tendría interés. Pero lo de menos fue la respuesta, él seguía pensando. Aprendí que muchas veces, incluso los más preparados, no se plantean muchas cosas porque no se les ocurre cuestionarlas. Y creo que eso nos pasa también a los demás, cada uno a nuestro nivel. En composición es fundamental preguntarte cosas obvias, a veces lo que descubres es sorprendente 😉
Me gustaMe gusta
En composición no hay nada obvio, salvo quizá, algún que otro compositor.
Me gustaMe gusta
Esa es precisamente la cuestión. Pero tenemos unos automatismos, necesarios para poder hacer algo, que son restricciones autoimpuestas. Y es precisamente el cuestionamiento consciente de esos automatismos a lo que me refiero. Nos parecen cosas tan obvias que ni siquiera se nos pasa por la cabeza cuestionarlas.
Me gustaMe gusta
Es, desde luego, de las cosas que más cuestan de interiorizar. De enseñar, ni te digo.
Me gustaMe gusta
Sí, pero es un buen ejercicio para todos. Y es fácil de aplicar: piensa en algo que nunca te cuestionas cuando compones porque es lógico. ¿Qué pasa si lo cambias?
Me gustaMe gusta
Ya se lo comenté a Enrique hace tiempo, busca a Maud Hickey (y aunque imagino que ya lo conocen, a Murray Schaeffer y parecidos).
Me gustaMe gusta
Vaya clase magistral. Y gratis!.
Me gustaMe gusta
Aquí “Doc” Bonino es mucho Doc
Me gustaMe gusta
Sabía que te las apañarías para desviármelo…
Me gustaMe gusta
¡No querrás que tenga yo la culpa!
Me gustaMe gusta
Sergio Lasuén Luis de Pablo decía, con palabras parecidas que si el elemento A vale para algo hay que buscar la forma de que valga para lo contrario.
Me gustaMe gusta
Enrique Blanco Rodríguez Pues también es verdad… (lo de la culpa, digo)
Me gustaMe gusta
No he leído a Hickey. ¿Alguna referencia concreta, Manuel?
Me gustaMe gusta
Ese sería buen tema para comentar. Curiosamente, yo desde mis principios he defendido que habría que tener una paleta armónica completa (tan estúpido es prohibir los acordes tríada como limitarse sólo a ellos). Sin embargo no es hasta hace relativamente poco que he aplicado esa idea de “paleta amplia” a todos los parámetros musicales.
Me gustaMe gusta
Yo lo evité mucho tiempo en los conciertos públicos y poco a poco vuelvo a perder la vergüenza de hacerlo. Creo que da para mucho, y obliga a mucho.
Me gustaMe gusta
Me sigue gustando hacerlo. Y también me ha gustado evitarlo aparentemente. He acabado desarrollando como sopocientas variantes no evidentes del ostinato.
Me gustaMe gusta
Milan Kundera, en «Los testamentos traicionados» escribía acerca de esas improvisaciones de juventud sobre ostinatos eternos. Gran escuela.
Me gustaMe gusta