El coral en Bach 1

El coral, siempre el coral. Cuantísimo echo de menos poder dar a mis alumnos mejor formación en él, si la LOGSE lo hiciera posible. Entre la producción menos conocida, y creo que es justo decir que peor comprendida de Johann Sebastian Bach están, en mi opinión todas las obras basadas en las melodías de coral. No es extraño. La comprensión de a qué responden, el conocimiento íintimo de su necesidad, quedan lejos de los gustos y costumbres de la actualidad.

Sin embargo, el coral domina la producción bachiana en un porcentaje sorprendente, abrumador. Lo que es más, como puedo corroborar por mi práctica de largos años como enseñante, y también por lo que un su momento sufrí -más bien diré que gocé- en propias carnes como alumno, el coral es fuente de la más asombrosa diversidad, de la más increible flexibilidad compositiva que pueda imaginarse. Y no hay duda alguna que de ese provecho le sirvió al Cantor. Las trazas del uso del coral son inequívocas en su obra. Abundantes, sorprendentes y, ante todo, imaginativas.

Todo lo cual, supongo, debería ganar en sentido si se conoce mejor qué es el coral luterano y cuál es su práctica. Para quien lo desee, ahí va un poco de explicación, que debe arrancar desde la reforma luterana.

NOTA OBVIA: en lo que sigue, y, probablemente en artículos sucesivos, debo referirme, necesariamente, a ideas y prácticas religiosas diversas. No hay en ningún caso intención de proselitismo, menos aún de falta de respeto.

El flautista y refomador de religiones Lutero, ve con malos ojos la imposible participación de la feligresía en el culto católico. Una misa dicha en latín y con el cura dando la espalda a la concurrencia por no dársela al crucifijo deja margen escaso a la implicación de los fieles.

En su Reforma, Lutero toma algunas decisiones que han resultado ser trascendentales para la historia de la música. Una de ellas es la de que la misa -que, a partir de este momento, denominaremos el culto– se celebre en lengua vernácula -es decir, la que se hable en el lugar en que ocurra. Pero de mucha mayor trascendencia es la idea de que el pueblo intervenga en forma activa en el acto. Esta intervención se da en forma de canto: en los momentos adecuados, el público prorrumpe en canciones de texto adecuado al momento y solemnidad. Tiempo habrá de hablar de esta adecuación.

Limitémonos, por el momento, a ponernos en el lugar de Lutero: «para que la feligresía cante, son necesarias canciones» -diría para sí mismo- «como enseñar solfeo a todo el mundo y darle partituras en la entrada del templo es inviable, aunque no sea más que porque el solfeo moderno aún no ha sido desarrollado, deberemos buscar otra solución.»

En efecto, para una decisón así, el uso de música nueva, específicamente compuesta para la ocasión, resulta de una gran dificultad. El pueblo debe aprender la canción, y eso requiere tiempo y dedicación, que habría que restar del culto.

La solución evidente es la de recurrir a melodías ya conocidas, cuyo texto se cambia por uno pertinente a la temática religiosa que se desea tratar. No deja de ser una conducta paralela a la idea española de reformar poemas «a lo divino». Ni deja de ser cierto que ante el mismo problema musical, el concilio vaticano segundo adoptó idéntica solución.

Las melodías de coral, por lo tanto, quedan agrupadas en tres procedencias diferentes:

  1. Las procedentes del gregoriano, aprendidas por el pueblo en los cultos previos a la reforma.
  2. Las tomadas de la música popular, o con autor conocido pero bien conocidas por el público, pues como decía Lutero, «No es necesario que el diablo se quede con todas las buenas melodías». Quizá el caso más paradigmático sea el del coral de la Pasión según San Mateo, cuya versión original, un par de siglos anterior, de Hans Leo Hassler dice «Mi ánimo está turbado por una tierna doncella», mientras que en la Pasión es «Oh cabeza llena de sangre y heridas».
  3. Las escasísimas melodías compuesta en forma específica para ser corales. De ellas, quizá la más relevante, por haber sido compuesta por el mismo Lutero y haberse convertido así en el símbolo del protestantismo es «Una poderosa fortaleza es nuestro Dios». Prescindiré de comentar los usos por parte de Bach, Mendelshonn y Stravinsky para limitarme a comentar que es la melodía del timbre de Ned Flanders.

En próximos artículos, dejaré clara la importancia musical de todo esto. Pues de estos orígenes humildes, han surgido mas joyas de las que quizá podáis sospechar.

Y sí, es cierto que con unos midis y unas partituras esto mejoraría. Lo intentaré, pero en el tren tengo pocos medios

10 comentarios en “El coral en Bach 1

  1. He estado bicheando por el blog en otras ocasiones, pero hasta hoy no me he parado tanto. Sin peloteo, me encanta (especialmente el libro sobre la simbología de Takemitsu, que me acabo de descargar en pdf… no me da la tecnología de que dispongo para tanta interactividad). Este artículo sobre el coral y el que sigue me van a venir estupendamente. Muchas gracias.

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  2. yo estaba en la LOGSE y la culpa era del profesor, se nota por el tono que has escrito esto para fardar de todo lo que sabes, sin nada que aportar. Puedes escribir a mi correo para ofrecer el resolverme dudas en mi estudio autodidacta, y así te redimes.

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  3. De qué me sonará este articulo… es como si ya lo hubiera leido ántes…(lo de flanders me marcó de por vida jejeje)
    Carl, enhorabuena por todo, articulo y demás acontecimientos de tu ajetreada vida. Ya te escribire un mail contandote algunas cosas.
    Jäger

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  4. De nuevo, muchas gracias. Permítame que a partir de esta frase le tutée, por mantener el tono habitual de este blog. Sé que en francés es más atrevido que en castellano, pero no hay falta de respeto alguna, créeme, si acaso, compañerismo. Me has estimulado mucho a seguir la serie y a complementarla con los debidos ejemplos musicales, cosa que haré cuando regrese, a partir del viernes, de mi trabajo. La verdad es que si no hago más es por las ganas de disfrutar de mi familia y de mi inminente boda en los pocos (se me hacen mínimos) días que no me arrebata el trabajo.
    En todo caso, de nuevo agradezco el estímulo, sobre todo con un tema que es tan aparentemente ingrato en sus principios. Bien veremos sus maravillosos finales

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  5. Precisamente, si lo desea, puedo proponir los ejemplos en un server, sólo permanecería poner un link en Potsdam.
    Había leído, por supuesto, la licencia, sin embargo me parecía preferible pedirle.
    Muchas gracias por sus artículos estupendos.

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  6. Muchas gracias, David, por sus comentarios. Agradezco la oferta de ayuda, pero es innecesaria. Dispongo de todos los ejemplos que deseo, lamentablemente, es más difícil encontrar tiempo para colocarlos.Queda, naturalmente, más que autorizado a traducir o resumir el texto en las condiciones que se especifican en la licencia CC del sitio. Por cierto que no sé si habrá advertido que este artículo es el primero de una serie. El segundo está en:
    http://www.enriqueblanco.net/eblanco/blog/archives/2007/01/el_coral_en_bac_1.html
    Y, semana a semana, espero ir añadiendo algunos más.
    Un placer

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  7. Muchas gracias.
    Pienso que puedo ayudarle con los MIDIs y partituras, si lo desea.
    Desearía señalar su admirable artículo, no obstante sería a destinación de un público francófono – si lo autorizara, podría proponer un resumen en francés. Con todas las referencias a su artículo, evidentemente.
    Felicitaciones por su trabajo muy claro.

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