Palimp existe

A veces lo más satisfactorio de llevar un blog es el poder dar primicias antes que la prensa. La de hoy es doble. Como la foto anterior demuestra, Palimp existe, contrariamente al rumor que sostenía que era una sociedad secreta, cada uno de cuyos miembros escribía un par de artículos al mes. Pero la foto demuestra igualmente que la morenaza es también real, no una criatura de la imaginación de Palimp (o de la sociedad secreta).

Aquí se nos divisa a Palimp y a mí. Para más detalles, seguid leyendo.

Resueltos los enigmas, sobre todo el de la misteriosa morenaza (que, sí, tiene nombre, pero si Palimp ha decidido no revelarlo, sus razones tendrá), vino la conversación, que comenzó por parabienes mutuos de nuestras situaciones románticas y continuó por la revelación de no pocos misterios. El respeto a la intimidad me impide compartirlos, pero puedo al menos desvelar que ambos son bien cariñosos.

E incluso que, en su romanticismo, comparten tatuajes.

Hay que decir que el no menos misteriosos Carlos, al que vemos en la siguiente foto, es de la opinión que los tales tatuajes no son sino calcomanías. Cuesta realmente creerlo de personas de esta envergadura moral.

Puesto que el encuentro ha sido efímero —tenía que preparar mi salida mañana a Venecia con M, que ya os contaré—, poco más puedo decir, salvo que son gente de la que uno se siente profundamente satisfecho de haber conocido. Simpáticos, vitales, llenos de intereses por los temas más variados, educados… Al menos me di el gusto de hacerme algunas fotos más con ellos.


Ya tendré ocasión de contaros más.