Colaboración de Cristina

Nuestra querida contertulia Cristina me manda este precioso soneto, que ha recordado por cosas que se vieron aquí. Gracias, Cristina. Bach conceda que la alegría sea tuya y de todos mis lectores —y hasta de mí— en forma recursiva.

Soneto del amor bien medido

Perfecta entre tus senos la cesura,
consonante la rima en tu cadera.
(Sin ti; yo, cabo roto, estrofa huera.)
Ni un solo ripio afea tu cintura,

ni una sílaba falta en tu hermosura;
tu ritmo alejandrino me acelera,
y ni en el hemistiquio se modera
mi amor que tras tus besos se apresura.

Mi más sonoro verso queda mudo
por ti. Por ti me vuelvo pareado,
por ti yo me encadeno en un terceto,

por ti yo me encabalgo y me desnudo;
ante el tuyo, mi pie queda quebrado…
y al fin, sólo por ti, soy un soneto.

13 comentarios en “Colaboración de Cristina

  1. Ay, ay, menuda colleja… lo siento, peo estaba tan a mano. Enhorabuena que te mereces eso y más.
    (Internos, el tuyo era el mejor poema que he leío en esa página ¡Artista!)

    Me gusta

  2. Cristina, enhorabuena. Y no se te ocurra compararte con nadie. Sigue tu camino y compártelo cuando quieras con nosotros que aquí estaremos.
    Y con respecto al Sr. Quevedo ¿qué se puede decir? pues que es un grande. Y como diría Baudelaire, un moderno.

    Me gusta

  3. Los hay que no saben estarse quietecitos con el Goooooooooogle… :-8 Oichssss, Palimp: ¡Collejón!
    Te sescucha alto y claro, don Carl. Toma, adhoc para tus recursividades; de la «Agencia del Soneto a Medida»:
    Estos catorce versos del soneto
    menguan con el primero (ya son trece)
    y doce son con éste, que decrece
    hasta que liquidamos un cuarteto.
    Deshacernos del décimo es un reto
    que cumplimos si al final desaparece
    el noveno; el octavo ya merece
    que lo denominemos “obsoleto”.
    Nos quedan los tercetos, ¡qué atrevido
    Querer matar un verso y otro verso
    Y hacer de estrofa sátira violenta!
    Quedó por recurrente sin sentido;
    mas miren de este verso, su reverso:
    al matar uno más ya está la cuenta.
    (((Los rubores de esta mañana al verlo tan mono ahí colgado, me se han quitado enseguida con Quevedo…Muy entreparesentizado digo esto, que conste, que a nadie quiero molestar con mis sonrojos…)))

    Me gusta

  4. Pues yo ando que vivo sin vivir en mí, sólo pensando como no se me ocurrió nunca ese poema como ejemplo más que interesante de recursividad. En cuanto a los premios de Cristina, espero que se decida a comentarlos. ¿Estás ahí, Cristina?

    Me gusta

  5. «Es el amor, según abrasa, brasa;
    es nieve a veces puro hielo, hielo;
    es a quien yo pedir consuelo suelo,
    y saco poco de su escasa casa.
    Es un ardor que a quien traspasa, pasa,
    y como a veces yo paselo, selo;
    es un pleito do no hay apelo, pelo;
    es del demonio que le amasa, masa.
    Tirano a quien el Cielo inspira ira;
    un ardor que si no se mata, mata;
    gozo, primero que cumplido, ido;
    flechero que al que se retira, tira;
    cadena fuerte que aun de plata, ata;
    y mal que a muchos ha tejido nido».
    …y bien vivido

    Me gusta

Deja un comentario