Se suele definir un “Fondo de armario” como un conjunto de prendas atemporales, de calidad buena o muy buena, que por su diseño y color neutro se adapta a múltiples combinaciones y situaciones. De la misma forma, después de unos cuantos lustros impartiendo clases, uno dispone de una serie de piezas especialmente útiles para transmitir al alumnado una serie de conocimientos enormemente variados, lo que hace que su conocimiento sea especialmente productivo. Un comentario al azar en Facebook ha hecho que me sugieran que publique una lista de las piezas que considero integradas en esta categoría.
Precisamente por la multiplicidad de sus usos, nombrar la pieza sin una catalogación de sus utilidades más relevantes carecería de interés. Pero al mismo tiempo el comentario completo de la obra requeriría muchísimo tiempo, creando un texto excesivamente largo y denso, que bien pudiera disuadir de su lectura. Voy por ello más bien a subir una ficha sintética de cada obra.
Mínimo comentario
La amistad entre Mozart y Haydn es uno de los momentos más celebrables de la historia de la música. La humildad propia y admiración mutua que se prestaban, les permitía aprender el uno del otro, en una carrera sin vencedores ni vencidos en que cada colección de cuartetos de uno estimulaba una todavía mejor colección del otro, proceso que culmina en los llamados “Cuartetos Haydn”, compuestos por Mozart como sincero homenaje a la forma de escribir cuartetos que Haydn desarrolla y todavía hoy consideramos la forma “moderna” de componerlos.
En cierto sentido, esta colección de cuartetos trasciende consideraciones de escritura basadas en la “moda” del momento. Ni se decanta Mozart por una melodía acompañada simple (lo que el momento pedía) ni por una escritura contrapuntística a la antigua. Por el contrario la variedad y viveza de texturas, desde lo más contrapuntístico a lo puramente homófono, la riqueza de figuras de acompañamiento casi temáticas (lección aprendida de Haydn) nos muestran una obra en que el tipo de comportamiento compositivo usado en cada momento responde en exclusiva a las necesidades expresivas del mismo.
El sobrenombre (“Disonancia”) del cuarteto se debe a las atrevidas armonías (para la época) de la introducción del primer movimiento. Algunos editores han llegado a retirarlas de la partitura, y algunos intérpretes a aligerar el tempo marcado (“Adagio”) pensando que pudieran ser ofensivas a los oídos del público. Son, por el contrario, un ejemplo de una expresividad intensísima lograda con recursos hermosamente sencillos.
Primer movimiento del cuarteto “Disonancia”: usos sugeridos
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Comportamiento motívico.temático |
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Tonalidad |
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Texturas |
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Forma sonata | Construcción clarísima. |
Escritura para cuarteto | Bastará decir que el paradigma de la escritura de cuartetos de cuerda se basa sobre todo en este ciclo de cuartetos. |
Comentarios adicionales | La obra invita a ser usada como ejemplo de cómo escribir para cuarteto de cuerda. Dado, sin embargo, que suele resultar difícil encontrar cuartetos dispuestos a tocar las obras de los alumnos es recomendable plantear formaciones alternativas, y simultanear la explicación de esta obra con los requisitos instrumentales de la plantilla elegida. |
Pingback: Cuarteto de las disonancias | Análisis Musical
Como dices «un ejemplo de una expresividad intensísima…» creo que un buen ejercicio musical es analizar musicalmente por qué la sección inicial del primer movimiento «fluye» tan natural, de qué manera acumula de manera sutil una tensión armónica para llevarnos al do mayor, la situación musical referida descansa por supuesto en la manera en que Wolfgang hilvana con creatividad y elegancia el contrapunto deplegando un incvremento de tensión armónica perfectamente inherente a lo que sucede después.
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