Músicos y cajeras de Mercadona

Difícilmente revelo algún secreto si digo que en España la profesión de músico suele estar mal vista: en general padres y amigos suelen intentar desanimarte y decirte que no tendrás futuro laboral alguno.

En ese contexto y en algunos otros oigo cada vez más “vas a acabar de cajera/o de Mercadona”. Ignoro si es que Mercadona emplea más cajeras que otros supermercados o es que sus condiciones de trabajo son especialmente leoninas. Tiendo más bien a pensar que es una frase hecha.

El caso es que la frase me indigna. Comprendo la crisis (la padezco, no menos que otros) y comprendo la necesidad de buscar un buen trabajo para vivir. Pero tengo una hija que va a cumplir once años. Le quedan probablemente otros tantos (o más bien más) antes de poder pensar en que acabe los estudios. ¿De verdad tiene que pasar ventitantos años para convertirse en una pieza más del mercado laboral? ¿Ventitantos años sin darse un gusto intelectual para luego trabajar hasta los sesenta y siete? ¿Puede que entonces, en la jubilación se le permita tener alguna curiosidad?

Discrepo con tal forma de pensar. La vida es para vivirla, y el trabajo es para sufragarse la vida. Ahora dicen mucho los políticos que no estamos preparando a la gente para el mercado laboral. Quizá es que no queramos eso sino preparar personas para que vivan una vida plena, de la que el trabajo sólo sea la parte alimenticia.

Un ejemplo de las frases que suelen oírse por la televisión: “hizo la carrera de físicas y trabaja de camarero/a”. Eso me hace preguntarme si los camareros no tienen derecho a saber del funcionamiento del mundo, o si los misterios de electrones, protones y otras partículas elementales les están vedados. ¿Deben ejercer de camareros y al llegar a casa empaparse de fútbol y programas del corazón? ¿Les está permitido leer un libro o tocar un instrumento musical? ¿Pueden dedicar parte de su ocio a comprender y disfrutar su propia persona? ¿O el sino de ser camareros ya les incapacita para ello?

Queridas madres, queridos padres. Que vuestros hijos sean felices. Nadie sabe cómo será el futuro laboral en unos años. Procurad que los jóvenes tengan un interior rico, que les ayude a ser flexibles y a gozar de lo que tengan. No que se conviertan en el arquetipo platónico de la cajera de Mercadona. Y en ese sentido, ser músico es una ayuda extraordinaria. Algo que siempre te llena y que no se agota jamás.


Nota de un poco más tarde: no se si he dejado claro que no tengo nada contra las cajeras de Mercadona. Las del que está al lado de mi casa, así como el único cajero, son enormemente amables y competentes. Estoy precisamente en contra de que se las use como sinónimo de un destino horrible. Destinos horribles son los que así consideramos. Y estoy convencido de que una cajera de Mercadona que llegue a casa y se ponga a tocar el oboe, leer un libro, o elucubrar pinturas es más feliz que un oficinista que se lleva el trabajo a casa.

18 comentarios en “Músicos y cajeras de Mercadona

  1. Pingback: El pedagogo redentor contra el profesor malvado (2). Evaluaciones, deberes y contenidos. » Potsdam 1747

  2. Suscribo todo lo expuesto aquí. Palabra de camarero, que es de lo que sobrevivo mientras pongo notas en un pentagrama ¿Qué sería de mí sin mis músicas, mis lecturas, mis mundos culturales? Seguramente sería preso de la locura colectiva que está empapando a cuantos se están dejando llevar por el cáncer del sistema sin mitigar sus efectos con intereses y estímulos personales. Sería fácil y demagogo matizar que me refiero sólo a aquellos que centran su vida en una carrera enfocada en una rápida inserción en el mercado laboral. Pero no, también me refiero a esos pseudomúsicos, pseudoescritores, pseudocineastas y pseudoartistas en general que viven eternamente preocupados por el euro y nunca fueron conscientes del peso que tiene la cultura al margen del dinero. Insisto, no me sobra, más al contrario siempre estoy al límite. Pero veo con temor la feroz competitividad que se está multiplicando a raíz de la crisis entre los artistas, cuando en realidad este colectivo debería comportarse más como una comunidad luchando por la conservación de un bien común.

    Chema Mrua.

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  3. Llego tarde, pero ahí va.

    El otro día leía un cuento en el que el protagonista estaba ‘atrapado’ en un trabajo gris, y parecía que, por culpa de eso, su vida era una mierda. Y le comentaba a mi mujer ¿No puede leer buenos libros camino al trabajo? ¿Escuchar música que le alegre el alma? ¿Actuar en un grupo de teatro del barrio o cantar en el coro? ¿Asistir a conferencias, ver museos? ¿Escribir un blog? ¿Subir montañas, tirarse por ríos? ¿Coleccionar posavasos? ¿Tener, en definitiva, una vida interior rica e independiente de su trabajo?

    Abrazos.

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  4. Qué ilusión encontrarte en este blog (gracias al retwiteo de Andrea Giráldez)
    Soy una antigua alumna tuya de Amaniel y guardo un fantástico recuerdo de ti como profesor.
    Gracias y enhorabuena!

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  5. Buscando música sobre Postdam he entrado en este blog y he leído a Enrique Blanco, que casualidad, hoy mismo peleando con mi hija (también de once años) para que ensaye con su flauta travesera, me he preguntado si merece la pena tanto sacrificio y al leer el comentario, me he reafirmado en lo que pienso, creo que si.

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  6. Gran reflexión la del artículo, la de José ya la había leído, jeje….pero me gustaría añadir algo: si estudias algo que realmente te llene, te guste y te apasione, acabarás trabajando de ese algo, ya sea físicas, informática, música, pintura….simplemente porque esa pasión acaba tirando de ti como un imán, y tarde o temprano, lo consigues. Hay sacrificios en el camino, eso está claro, pero una realidad es que, como dice el refranero, «sarna con gusto no pica», y resulta mucho más liviano invertir tu tiempo en algo que te llene, que hacerlo en algo «porque sí, para entrar en el mercado laboral».
    Y otra cosa me gustaría apuntar. No sé por qué hay esa obsesión por «los estudios». La competencia y dedicación es fundamental para cualquier cosa que se haga. Albañiles, fontaneros, cajeras….todos ellos son empleos muy dignos, como dice Enrique, pero que desgraciadamente están muy denostados porque parecen «fáciles» y sin necesidad de titulación. Pero todos los que hemos tenido que hacer una reforma en un momento dado, conocemos lo difícil que es encontrar un buen profesional, puesto que se han tratado como un sistema de hacer dinero rápido y fácil, y no como algo que tiene un valor muy grande.

    Y pido disculpas, porque no sé qué me pasa pero cada vez que escribo, parece que estoy testando, puñetas…..

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  7. Tu opinion da ganas de vivir, de disfrutar, de estudiar, y de todo lo que se nos antoje al margen de esta maldita crisis de valores! Me ha encantado la reflexión de José Mansergas!

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  8. Dejo la frase que me dijo mi madre cuando me planteaba renunciar estudiar lo que quería porque no había trabajo… «tú estudia lo que quieras que ya trabajarás de lo que puedas»… Y no me ha ido nada mal!!!

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  9. Este verano he por fín leído a Ken Robinson, dos libros muy interesantes: «El elemento» y «Busca tu elemento», que recomiento a todas las personas que necesitan que su vida tenga un por qué, que tienen pasión por lo que hacen y que aportan o quieren aportar cosas positivas al mundo.
    Es cierto que el futuro no es nada alentador, creo que hay que generar las circunstancias para que cada cual manifieste su pasíón con creatividad y amor. Si es con la música bien, sino que sea en cualquier otra disciplina. No es cuestión de invertir en ocio es cuestión de potenciar todo aquello que nos da energía, que nos hace crecer y que nos hace dar los mejor de nosotros mismos.
    Por otro lado, desvalorizar las artes no lleva más que a fomentar el pensamiento único, nadie debe salir del redil y a deshumanizar la sociedad. Se dedique uno profesionalemente o no todos debemos ser consicentes de que cultivar una disciplina artísitica mejora nuestra sensibilidad, nuestra percepción, las relaciones con uno mismo y con los demás, la creatividad, el pensamiento lateral y un largo etcétera.
    El que quiera ser un número más en la vida que lo sea pero por favor que no moleste al que se esfuerza por no serlo.

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  10. José Mansergas, sobre el mismo tema, decía ayer en Facebook:

    Este es un pensamiento que me reviene a menudo. El ocio desde la antigüedad siempre fue más importante que el trabajo. Para los griegos, era lo que permitía al ser humano poder dedicarse a pensar con cierta autonomía. La filosofía, de algún modo, nace del ocio. Así, en latín el término “negotium”, actividad lucrativa necesaria para la supervivencia, se entiende en sentido negativo como privación del ocio (nec-otium).
    Parece que la cosa siempre fue así hasta que vino la revolución industrial, el crecimiento, la productividad… y entonces los medios de producción dejaron de estar a nuestra disposición y pasamos nosotros a estar a disposición suya… y se invirtió la relación ocio/negocio… y lo segundo pasó a ser lo primero y lo primero pasó a ser lo segundo… y se nos acabó la vida propia y comenzamos a vivir esa “vida de segunda mano” que nos da la sociedad…
    Para mí, el quid de la cuestión: el arte, la creatividad están al margen de la economía de mercado porque componer, interpretar… eso es una-cosa-que-se-hace, una actividad, pero no un trabajo. Creo que esta crisis por la que estamos pasando es una crisis de valores y que, en este sentido, hemos llegado a un agotamiento…

    No se puede tener más razón

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    • Enrique, muchas gracias por incluir mi comentario. Acabo de verlo. ¡Encantado de participar! Creo que son cuestiones que nos preocupan a todos y, aunque está claro que no vamos a cambiar el mundo, al menos quizás sí que, gracias a tu blog, podamos contribuir con alguna pequeña aportación… salut. jose

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