Agudeza y Clave de Ingenio: audio mejorado

Hola a todos. Acabo de subir a YouTube un vídeo de alta resolución con el estreno de “Agudeza y Clave de Ingenio”, con la imagen tonada en el momento y la música grabada con micros de buena calidad. La sincronización no es perfecta, puesto que soy un humilde músico, no un retocador de vídeos, pero el audio merece la pena.

Agudeza y clave de ingenio (2012) [12′] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Enrique BLANCO

(*1963)

Alicia Garrudo Álamo, flauta

Román Álvarez Mayor, oboe

Carmen Domínguez Antón, clarinete

Ángel Balaguer Gasch, violín

Eva Sánchez Platero, violoncello

Alfonso Sebastián Alegre, clave

Raúl Ramos Blázquez, dirección

ENRIQUE BLANCO. Agudeza y clave de ingenio

Alfonso Sebastián, dedicatario de este concierto, comparte en su muro de Facebook, día sí día también, definiciones del Tesoro de la lengua castellana o española de Sebastián de Covarrubias. Dicho así parecerá quizá una publicación seca y académica. Hace falta el ingenio de Alfonso y el resto de sus contertulios para que se convierta en el travieso y risueño espacio que suele ser. Puestos a escribir un concierto para él, parecía obvio hacer referencia a Covarrubias, pero el caso es que algo no me acababa de encajar: el mundo hispano de la época de Covarrubias no se caracteriza por una retórica clásica. Hizo falta que tropezara con la Agudeza y arte de ingenio de Baltasar Gracián para que me diera cuenta de que el ingenio chispeante, el malabarismo de conceptos, la brillantez, son mucho más afines a nuestro país que las prácticas clásicas. Y si a eso vamos, sospecho que también a Alfonso. Quizá lo que más me atrae de pensar en agudeza es que, por lo menos en la versión de Gracián, es retórica que responde a una práctica previa y no a una serie de reglas prefijadas. Mi primera intención fue escribir una obra en que el clavecinista se reconociera. Hubiera sido fácil escribir una falsificación del mundo barroco. Más difícil y satisfactorio hubiera sido un replanteamiento del barroco como el que pueden haber hecho, por ejemplo, Stravinsky o Hindemith. Pero ninguna de éstas ha sido la forma elegida: He intentado partir del clavecinista. El instrumento, o lo que creo saber de él y del que lo maneja, me han dado las pautas. Poco a poco me fui metiendo en un mundo contrafactual propio, un lugar en el que Bach y Debussy, yendo a visitar a Takemitsu, hablarían de las últimas obras de Ligeti y de cómo no deja de ser interesante lo último que Couperin ha publicado para clave. Escribo desde el que ha sido mi trasmundo barroco. En este camino he sentido afinidad por algunas voces: bienvenidas sean, pues todas me son muy queridas. Disfruté ese trasmundo. Posiblemente vuelva a él, y, en todo caso, os doy la bienvenida al mismo.

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