No sabía si contarlo porque me da un poco de vergüenza. Ayer, yo, la cosa menos dibujística de la historia de la humanidad, estaba tan desesperado con un grupo en el que deben haber jurado no escribir una sensible jamás que, no sabiendo cómo volver a explicárselo, les dibujé un cómic en la pizarra.
Si me llegáis a ver no paráis de reír. Dibujé (cuatro pelos y una nariz) a una presunta alumna. Le fuí haciendo preguntas y dibujando bocadillos con sus respuestas. Cuando el monigote en cuestión contestó a todo satisfactoriamente, le pinté una gran sonrisa.
Me ha mucho el comic, es muy ilustrativo para que no se te olvide la alteración del séptimo grado y su resolución en la tónica.
Saludos
Marina, tu fiel alumna
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